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Crédito Social: China construye la dictadura perfecta

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Hace más de un año contamos que China estaba desarrollando un sistema de crédito social -que recordaba al capítulo «NoseDive» de BlackMirror –  y ya el sistema está funcionando. En ese entonces advertimos del primer uso que las fuerzas policiales estaban dándole a unas 200 cámaras con la tecnología de identificación de rostros y una serie de algoritmos que permitían «monitorear» el comportamiento social de ciertas personas. Si bien desde hace muchos años organizaciones de derechos humanos como «Humans Right Watch» vienen denunciando esta situación, el gobierno chino sigue adelante con su plan – que comenzó en el 2014 – y va incorporando cada vez más información a su base de datos. Es más, es probable que para el año que viene ya tengan a todos los habitantes chinos con posibilidad de ser identificados por cualquiera de las 600 millones de cámaras que monitorearán a la sociedad en su conjunto y exijan a las empresas tecnológicas perfiles de comportamiento de sus usuarios para enriquecer sus bases de datos.

El proyecto cuenta en esta primera etapa con la colaboración de al menos 8 corporaciones que facilitan información y construyen perfiles de cada uno de los usuarios, por caso el ala financiera del gigante de comercio AliBaba, Sesame Credit. De esta forma por ejemplo se monitorean las compras de las personas cuyos resultados se ordenan según un algoritmo opaco cuyos resultados no son públicos. De esta forma por ejemplo y sobre la base de nuestras compras se va configurando un perfil. Las bases de datos que el gobierno va construyendo con datos de todos los ciudadanos cuentan con información fiscal, crediticia, laboral, etc. Prácticamente ningún aspecto de la vida humana de los ciudadanos chinos queda afuera. Facilitar la información será obligatorio a partir del año próximo para todas las empresas que operen en China.

Es probable que para el año que viene ya tengan a todos los habitantes chinos con posibilidad de ser identificados por cualquiera de las 600 millones de cámaras que monitorearán a la sociedad en su conjunto y exijan a las empresas tecnológicas perfiles de comportamiento de sus usuarios para enriquecer sus bases de datos.

El sistema tiene aspectos positivos según sus defensores gubernamentales. En el caso de una persona con buenos comportamientos sociales – pago de impuestos, cumplimiento de obligaciones, buenos niveles de convivencia – se le podrán aplicar beneficios específicos, sin embargo la dimensión de un estado con tremendo control social asusta y da miedo. Por el contrario cuando la puntuación de una persona sea negativa se le niega la posibilidad de viajar en avión, tomar créditos, las escuelas a las que pueden enviar a sus hijos, los trabajos a los que pueden aspirar, etc.

Evidentemente un programa de Crédito Social sólo puede funcionar en sociedades como la China en la que – a causa del confusionismo cultural – el sobreculto a la autoridad permite este tipo de medidas que resultan en principio violatorias al derecho a la información que cada ciudadano puede decidir compartir o no con un tercero. En los regímenes democráticos se suele hablar del habeas data como una medida de proteger la propia información, sin embargo a nivel mundial cada vez son mayores las discusiones acerca de la utilización y la propiedad de los datos.

Las bases de datos que el gobierno va construyendo con datos de todos los ciudadanos cuentan con información fiscal, crediticia, laboral, etc. Prácticamente ningún aspecto de la vida humana de los ciudadanos chinos queda afuera.

En la actualidad se calcula que hay más de 40 experimentos en diferentes municipios de China de crédito social. El periodista James O´Malley publicó en su cuenta de Twitter un video subtítulado sobre uno de sus viajes en tren y la advertencia de la azafata indicando que cualquier mal comportamiento sería sancionado con una mala puntuación en el sistema de crédito social.

 

Los programas son variados e incluyen todo tipo de comportamientos cívicos: reciclar basura, cumplir las normas de tránsito, cruzar correctamente la calle, pagar los impuestos a término, no tener deudas bancarias impagas, etc. Las formas positivas de sumar puntos en algunos casos son: participar en actividades de beneficencia, haciendo donaciones, etc. En definitiva un mundo en el que el Estado actúa calificando a sus ciudadanos y discriminándolos sobre la base de sus comportamientos en algoritmos confusos y poco claros, algo así como la dictadura perfecta.

 

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Etiquetas: , , , , , , , , , , Last modified: 4 julio, 2019
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