El nombre de Yevgeny Prigozhin podría ser un personaje de una novela de Tolstoi. Sin embargo es un poderoso empresario gastronómico amigo de Vladimir Putin sindicado por la fiscalía especial de Estados Unidos como el líder de una organización especialmente pensada para interferir e influir en las elecciones norteamericanas del 2016.
La historia de Yevgeny Prigozhin es interesante. Es un ex convicto, empresario gastronómico propietario de una poderosa empresa de catering con la que supo ganar jugosos contratos para alimentar, por ejemplo, al ejército ruso y propietario de lujosos restaurantes al que suelen concurrir Putin y visitantes especiales.
Nacido en San Petersburgo, es un esquiador especializado que en 1981 fue condenado a 12 años de prisión bajo los cargos de fraude, robo y prostitución de menores. Cumplió 9 años de condena efectiva y fue liberado en 1990. En ese año, junto a su padre comenzó con un pequeño puesto callejero en dónde vendían hot dogs. Su primer restaurant fue abierto en 1995 y se llamó Старая Таможня, y en el 2001 un restaurante flotante llamado «La nueva Isla», en dónde supo servirle por primera vez comida a Vladimir Putin y en dónde el Presidente ruso supo festejar su cumpleaños en el 2003.
El nombre de Yevgeny Prigozhin podría ser un personaje de una novela de Tolstoi. Sin embargo es un poderoso empresario gastronómico amigo de Vladimir Putin sindicado por la fiscalía especial de Estados Unidos como el líder de una organización especialmente pensada para interferir e influir en las elecciones norteamericanas del 2016.
Gracias a la nueva isla supo construir sólidos vínculos en la clase política rusa y avanzar en la creación de una empresa de catering que brinda comida a escuelas rusas y también al ejército a través de jugosos contratos (unos 1600 millones de dólares para alimentar el 90% del ejército, por ejemplo). Todo esto le valió el apodo de el «Chef de Putin».
En el año 2013, Prigozhin fundó la «Agencia de Investigaciones de Internet» conocida ya como una ‘granja de trolls’ dedicada a esparcir propaganda rusa durante la crisis de Ucrania y la anexión de Crimea en 2014 y terminó convirtiéndose en una maquinaria para tratar de influir en elecciones de otros países inmiscuyéndose en el debate político local en redes sociales.
Esta agencia funcionaba como una verdadera usina de contenido falso dividido en varias áreas de trabajo que incluían desde el diseño, contenido, optimización de búsquedas y otro tipo de tareas destinadas a influir en las elecciones norteamericanas. Los primeros objetivos fueron los competidores de Trump en la interna republicana como Marco Rubio o Ted Cruz. Entre algunos de los grupos que fueron creados en Facebook, por ejemplo, figura «Musulmanes unidos de América», «Fronteras seguras», «Ejército de Jesús» o «Tenesse GOP», que simulaba ser una cuenta oficial del Partido Republicano y llegó a tener unos 100 mil simpatizantes. A través de estos grupos promovieron debates y desacreditaron a los contendientes de Trump, fundamentalmente a Hillary Clinton inventando falsas noticias sobre ella a públicos muy específicos.
En el año 2013, Prigozhin fundó la «Agencia de Investigaciones de Internet» conocida ya como una ‘granja de trolls’ dedicada a esparcir propaganda rusa durante la crisis de Ucrania y la anexión de Crimea en 2014 y terminó convirtiéndose en una maquinaria para tratar de influir en elecciones de otros países inmiscuyéndose en el debate político local en redes sociales.
También promovieron en algunos estados la candidatura presidencial de Jill Stein a fin de restarle votos a Clinton y fueron decisivos sobretodo en los llamados «Swing States», que son cambiantes y volátiles y cuyas elecciones suelen definir la elección norteamericana. En estos estados realizaron un fino trabajo de direccionamiento de los votos a fin de garantizar el triunfo de Trump.
Sólo en la elección norteamericana se estima que la agencia compartió unos 80 mil posteos. Según datos de Facebook, más de 126 millones de estadounidenses vieron en algún momento la propaganda rusa. Hubo unos 131 mil tuits y más de 1000 videos subidos a YouTube. Un verdadero arsenal de información falsa cuidadosamente segmentada para impactar en sus receptores.
En todo caso, veremos cómo evoluciona el proceso. El mismo Prigozhin ha desacreditado la investigación diciendo que: “Los estadounidenses son gente muy impresionable y ven lo que quieren ver. Yo los respeto mucho (…) No estoy en lo absoluto desilusionado de aparecer en esa lista. Si ellos quieren ver al diablo, déjenlos…»
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