En las últimas semanas se han sucedido una serie de declaraciones diplomáticas que parecieran intentar frustrar el intento de Donald Trump de obtener la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el cubano americano Mauricio Claver-Carone o al menos eso pareciera, o al menos por ahora. Lo cierto es que la elección del BID estaba planeada para septiembre de este año y Donald Trump – rompiendo un pacto no escrito histórico – decidió proponer para la presidencia un ciudadano estadounidense en lugar de un latinoamericano.
Para Trump el apoyo de Bolsonaro, Duque y el presidente uruguayo Lacalle habían sido decisivos para aprovechar una votación en la que el peso específico de capitalización social que tiene cada país representa el porcentaje de votos totales. En ese sentido el candidato de Trump tenía mucha comodidad para juntar los votos necesarios para ganar la elección: sólo entre Estados Unidos (30 por ciento), Brasil (11 por ciento) y Colombia (3 por ciento), Uruguay y una decena de países centroamericanos y caribeños podía juntar el 51 por ciento.
Lo cierto es que la elección del BID estaba planeada para septiembre de este año y Donald Trump – rompiendo un pacto no escrito histórico – decidió proponer para la presidencia un ciudadano estadounidense en lugar de un latinoamericano.
Sin embargo la cercanía a la elección norteamericana, la incertidumbre de saber si Trump reelegirá en el país del norte y la antipatía que ha cosechado en Europa abrieron la puerta a un plan B. En los estatutos del organismo se aclara que para que una elección sea válida se debe contar con más del 75 por ciento de los votos presentes y por eso algunos países se inclinaría por el abstencionismo de forma de bloquear la elección.
La estrategia de postergar la elección hasta marzo fue llevada adelante por Argentina (11 por ciento), los países europeos (9 por ciento), México (7 por ciento) y Chile (3 por ciento). En todo caso se abre la puerta para rediscutir la cuestión después de las reñidas elecciones norteamericanas y que podrían cambiar sustantivamente el panorama. La argentina seguirá con su candidato – ya apoyado públicamente por México – Gustavo Béliz y habrá que ver qué sucede con el resto de los países. En principio si Trump no fuera reelecto se podría allanar el camino de Béliz o consolidar otra candidatura femenina como la de Rebeca Grynspan o Laura Chinchilla, ambas costarricenses.
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