La cobotización, la convergencia de seres humanos y máquinas inteligentes, será determinante para el futuro de los negocios. Si eres de los que suelen usar comandos de voz para solicitar ayuda de Google, Siri o Cortana, este fenómeno ya está en tu vida cotidiana.
Quizá estés pensando que tu negocio es pequeño y no tiene nada que ver con tecnología ¿por qué este asunto te debería importar? Para empezar, la tendencia es relevante para todo tipo de negocio, sin importar el tamaño o la industria, porque hasta en los procesos menos pensados hay espacio para automatizar tareas repetitivas con el apoyo de máquinas inteligentes.
Pensemos en un despacho de abogados una de las labores más importantes que realizan es revisar y crear documentos legales. Éste es un proceso que ya ha sido cobotizado. Existen algoritmos de aprendizaje automático que se alimentan de millones de documentos, archivos de casos y resúmenes legales. Con toda esa información aprenden a marcar las fuentes que un abogado necesita para elaborar un caso, a menudo con más éxito que los humanos. Por ejemplo, JPMorgan usa un software llamado Contract Intelligence que en segundos puede realizar tareas de revisión de documentos que a un abogado le tomarían 360,000 horas.
En 2030 los trabajadores dedicarán dos horas menos por semana a tareas rutinarias automatizables, lo que les permitirá concentrarse en tareas más complejas e interactivas, de acuerdo con el informe Algoritmolandia, elaborado por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe. Además, pasarán el doble de su tiempo resolviendo problemas y dedicarán 41% más tiempo al pensamiento crítico y al razonamiento. Usarán la comunicación verbal y las habilidades interpersonales un 17% más frecuentemente y necesitarán desarrollar una mentalidad emprendedora más fuerte.
En 2030 los trabajadores dedicarán dos horas menos por semana a tareas rutinarias automatizables, lo que les permitirá concentrarse en tareas más complejas e interactivas
Esto quiere decir que para evitar la pérdida de empleo lo más importante es trabajar en la formación de una fuerza laboral con inteligencia aumentada, donde la inteligencia artificial eleve los límites de las capacidades tradicionales. Muchas personas a la mitad de su carrera profesional necesitarán reentrenarse y adquirir nuevas competencias relacionadas con los datos y lo digital.
La cobotización también puede ser fuente de creación de nuevos emprendimientos. Estoy segura de que pronto surgirán empresas dedicadas a enseñar a la fuerza laboral a operar robots, así como antropólogos enfocados en la interacción humano-máquina o diseñadores de viajes de realidad virtual. Para estos nuevos emprendimientos es necesario tener reglas claras.
Para evitar la pérdida de empleo lo más importante es trabajar en la formación de una fuerza laboral con inteligencia aumentada, donde la inteligencia artificial eleve los límites de las capacidades tradicionales.
En 1942 el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov publicó en una de sus historias tres leyes de la robótica, que buscaban evitar que los robots dañasen a los humanos. En resumen estas leyes decían que un robot no haría daño a un ser humano o, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño; deberá cumplir las órdenes dadas por los humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley; y deberá proteger su propia existencia en la medida en que está protección no entre en conflicto con la primera o segunda ley.
Han pasado casi 80 años y esas reglas creadas para un mundo de fantasía son más vigentes que nunca. Pero no caigamos en la trampa de pensar que la tecnología es la solución. Ésta es a menudo aclamada como el gran igualador de oportunidades, sin embargo, en muchos casos tiene el efecto contrario: aumenta la brecha entre ricos y pobres, entre nuevos emprendedores y los gigantes tecnológicos. Pero no tiene por qué ser así.
Muchos países están definiendo por primera vez estrategias nacionales para el uso de inteligencia artificial y tecnologías emergentes. Es nuestra responsabilidad, como emprendedores, participar en la conversación y atrevernos a ser como Isaac Asimov: imaginar el futuro que queremos y crear reglas que promuevan emprendimientos competitivos y emprendedores felices.
Es cofundadora de Fuckup Nights y directora del Failure Institute, el primer think tank dedicado a estudiar este concepto. Columnista de Forbes y The Economist, también es autora del libro Sobrevivir al fracaso. Primeros auxilios para negocios al borde del fracaso (y cómo prevenirlo).
- 2020, el año de la vigilancia remota - 19 junio, 2020
- 4 cosas que escuché en Davos sobre el futuro - 25 julio, 2019
- Qué es la ‘cobotización’ y por qué tu negocio no va a vivir sin ella - 18 abril, 2019