Suele decirse que las naciones de América Latina son iguales por el lenguaje, la religión y el pasado colonial común; sin embargo cada nación tiene particularidades de cultura, idiosincrasia e historia política que las hacen diversa y heterogénea. Si bien, las disputas, necesidades y prioridades sociales, económicas y políticas son diferentes entre naciones algunos cambios en el comportamiento político de una nación actúan como ejemplos y logran ejercer una enorme influencia simbólica en las demás sociedades de la región que luego se transforma en acción.
Esta tendencia de influencias reciprocas se confirma en distintas épocas históricas tales como los procesos de independencia y los regímenes oligárquicos en el siglo XIX, las dictaduras militares y las transiciones hacia la democracia en el siglo XX y el triunfo en las elecciones de la izquierda en el siglo XXI, que se iniciaron en unos estados y prontamente se expandieron por todo el continente.
En las últimas dos décadas, esta influencia hizo que la mayoría de los gobiernos de América Latina se sumen a la “marea rosa” con una intensa retórica contra el capitalismo financiero y el imperialismo norteamericano, con las masivas movilizaciones sociales y la emergencia de nuevos líderes así como el desarrollo teórico del socialismo del siglo XXI y la implementación de políticas públicas para superar la desigualdad social y mejorar los servicios de salud, educación, transporte y vivienda.
En las últimas dos décadas América Latina se ha transformado. Sin embargo, los líderes y partidos de izquierda han perdido fuerza y en algunos casos el control de los gobiernos donde habían sido electos. Una nueva ola de influencias se está expandiendo alrededor de propuestas más conservadoras y favorables al libre mercado.
ELECCIONES, INTERNET Y NUEVAS ACTITUDES
En el presente, la región asiste a un auténtico súper periodo de elecciones que sumará 27 procesos electorales entre en 2018 y 2019, de los cuales 15 países elegirán a las máximas autoridades y que, transformará el mapa político de la región por imperio de las votos de casi 400 millones de personas. Será el mayor evento electoral de la región en su historia política.
Estas elecciones serán diferentes no solo por la cantidad de electores sino también por la composición de la sociedad que está convocada a elegir.
En las últimas dos décadas, esta influencia hizo que la mayoría de los gobiernos de América Latina se sumen a la “marea rosa” con una intensa retórica contra el capitalismo financiero y el imperialismo norteamericano, con las masivas movilizaciones sociales y la emergencia de nuevos líderes así como el desarrollo teórico del socialismo del siglo XXI y la implementación de políticas públicas para superar la desigualdad social y mejorar los servicios de salud, educación, transporte y vivienda.
Sociedad menos pobre, aunque la pobreza e indigencia aumentó, alcanzando 175 millones de personas también es verdad que en poco más de una década 50 millones de personas ya integran la clase media según el informe Panorama Social de América Latina. Personas que han cambiado sus preferencias y prácticas de consumo; que actúan en sistemas económicos que resisten la crisis internacional y continúan a crecer, a un ritmo menor pero constante. Sociedades más urbanas y más internacionalizadas pero también individualistas, como Esteban de Gori afirma “… individualidad construida a la velocidad de la información, de las finanzas y de las redes sociales. Demasiado preocupada por la estética, el consumo y el ascenso social”.
Es Abogado, Magíster en Ciencia Política (UNA- Paraguay), Diplomado en Desarrollo Regional (ILPES/CEPAL – Chile), y Máster en Acción Política y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho ( UFV- España). Profesor de Ciencia Política Contemporánea y Director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Asunción. Se desmpeñó como Embajador del Paraguay ante la República de Portugal. Actualmente es Investigador del Centro de Estudios Internacionales del Instituto Universitario de Lisboa (CEI-IUL).
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Parte esencial de este cambio de actitud a nivel regional es la influencia del acceso a internet por la población y su apropiación en las redes sociales.
La difusión de noticias, propaganda e ideas es veloz casi instantánea, de “comunicación viral” que facilita la trasmisión de eventos, sucesos, debates y un sinfín de mensajes que permite conocer otras realidades, idealizar modelos y ambicionar nuevos paradigmas. Como en la música y la vestimenta, las preferencias por ciertas ideas políticas también se expanden y adaptan a diferentes entornos sociales, institucionales y culturales. Y con ellos surgen líderes más ligeros, menos conflictivos y desapegados de las ideologías. Asistimos, en América Latina, a la influencia de una nueva tendencia, que esta vez incita a votar organizaciones sin aparatos partidarios y líderes que se presentan como ciudadanos de calle, que proponen desregular el mercado, facilitar la iniciativa privada, promover el capital privado internacional, disminuir los subsidios y controlar el endeudamiento estatal con un lenguaje sin estridencia y con actitudes menos confrontacionales.
Las recientes victorias electorales de la centro-derecha en Chile sumadas a las anteriores de Perú y Argentina expresan este cambio en el pensamiento y las preferencias políticas en algunos latinoamericanos. Y que pueden tener consecuencias directas en la re-organización institucional y re-orientación de los gobiernos de estas naciones luego de una década de predominio de reformas y políticas de izquierda reformista y socialista.