El auge de la inteligencia artificial (IA) está generando un cambio estructural en la infraestructura tecnológica del planeta fundamentalmente en Google y su uso de la energía nuclear. Cada búsqueda, cada interacción con un chatbot y cada modelo de machine learning requiere enormes cantidades de energía. Los centros de datos —el corazón de esta nueva era digital— se convirtieron en voraces consumidores eléctricos.
Frente a este desafío, Google anunció un plan para alimentar parte de sus data centers con energía nuclear, apostando a un modelo de suministro estable, limpio en emisiones y capaz de sostener el ritmo creciente de la IA. La compañía busca acuerdos con proyectos de reactores nucleares de nueva generación, más seguros y modulares, que podrían garantizar la continuidad operativa sin depender de fuentes fósiles.
Por qué la energía nuclear seduce a Silicon Valley
La transición energética ya no es solo una meta climática, sino también un asunto estratégico para el negocio. Mientras que la solar y la eólica dependen de factores climáticos y requieren almacenamiento complementario, la energía nuclear ofrece:
- Estabilidad 24/7, fundamental para mantener activos millones de servidores.
- Bajas emisiones de carbono, alineadas con los compromisos de sostenibilidad.
- Escalabilidad, para responder al crecimiento exponencial del cómputo en la nube.
Microsoft y Amazon Web Services también estudian soluciones similares, con proyectos de compra de energía nuclear o de exploración de reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés).
El impacto en la era de la IA
La IA no solo necesita más poder de procesamiento, sino también un suministro energético confiable. Los grandes modelos, como los que entrenan a asistentes virtuales y sistemas de predicción, demandan miles de GPUs trabajando en paralelo. Cada interrupción en la energía puede costar millones de dólares y retrasar el avance tecnológico.
El movimiento de Google marca un precedente: la energía nuclear se reposiciona como la columna vertebral de la infraestructura digital. En lugar de pensarla únicamente como una fuente para iluminar ciudades o abastecer industrias pesadas, ahora aparece como el motor silencioso de la inteligencia artificial.
Un nuevo equilibrio entre tecnología y energía
Este giro obliga a replantear políticas energéticas y regulatorias. Los países que logren combinar innovación digital con seguridad nuclear podrían liderar la próxima década tecnológica. La pregunta ya no es si la energía nuclear volverá al centro de la escena, sino cuánto dependerá el futuro de la IA de su expansión.
En la era de la inteligencia artificial, los data centers son las fábricas del conocimiento. Y para que esas fábricas funcionen, el uranio podría ser tan estratégico como el silicio.
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