En un giro sorprendente de política pública, los Estados Unidos han aprobado nuevas medidas federales que podrían eliminar hasta el 95 % de los productos de extracto de cáñamo (hemp) hoy comercializados. Esta decisión, más allá de sus efectos directos en el mercado norteamericano valuado en aproximadamente US$ 28.000 millones, genera una seria preocupación en América Latina, donde muchas economías habían apostado a la expansión del cultivo, la exportación y la industria del cannabis y el cáñamo.
Esta nueva coyuntura retoma el contexto que ya exploramos en Revista Algoritmo cuando Donald Trump autorizó en 2019 el cultivo del cáñamo en EE.UU. (ver “Trump despenaliza el cultivo de *Cannabis Sativa”). Ahora, sin embargo, el viento ha cambiado.
Qué implican las nuevas regulaciones en EE.UU.
La normativa aprobada en el Congreso establece que los productos derivados del cáñamo con trazas de THC o aquellos considerados “extractos sintéticos/semi-sintéticos” podrían quedar fuera del marco legal vigente.
Aunque incluye un periodo de gracia de un año, su efecto ya se hace sentir en decisiones de inversión, distribución y cadena de suministro.
El objetivo aparente es cerrar lo que reguladores consideran “vacíos legales” en la industria del cáñamo y los cannabinoides —especialmente formatos de CBD de amplio espectro— que pudieran contener niveles mínimos de THC.
¿Por qué América Latina entra en la alerta roja?
1) Dependencia del mercado norteamericano
Muchas empresas latinoamericanas de cultivo, procesamiento o exportación de cáñamo apuntaban al gran mercado de EE.UU. como cliente o como referencia para estándares de calidad. Una barrera mayor reduce la demanda y frena proyectos.
2) Ralentización de inversiones
Las señales de endurecimiento regulatorio elevan el riesgo país del sector: el capital se retrae, los créditos se encarecen, los esquemas de exportación se congelan.
3) Posible contagio regulatorio
Tradicionalmente, cuando EE.UU. endurece sus normas, un efecto dominó puede propagarse hacia los marcos normativos de la región: más controles, mayores exigencias, más barreras de entrada.
Panorama latinoamericano: preparación, retos y oportunidades
En países como Colombia, Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay, la regulación del cáñamo o el cannabis medicinal venían avanzando, muchas veces con vistas a integrarse a cadenas globales.
Frente al nuevo escenario, es clave que estos países diversifiquen mercados, busquen valor agregado local (no solo producción de materia prima) y refuercen las normas de calidad, trazabilidad y cumplimiento internacional.
Quienes puedan adaptarse más rápido —ofreciendo productos premium, exportando a mercados europeos o asiáticos más abiertos, o innovando en derivados no THC— podrían convertir la tormenta en oportunidad.
Conclusión
La política de EE.UU. hacia el cáñamo y el cannabis entra en una nueva fase: menos expansión libre, más control, mayor rigor regulatorio. Para América Latina, el desafío es doble: sortear las turbulencias externas y construir una industria más robusta, diversificada y preparada para el largo plazo. Quienes se preparen ahora, podrían emerger líderes; quienes no, podrían quedar relegados.
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