Un revelador informe de la Dirección Nacional de Economía Igualdad y Género del Ministerio de Economía de Argentina reveló que sólo el 11,2 por ciento de las mujeres entre 55 y 59 años tienen más de 20 años de aportes por lo que tienen alguna posibilidad de tener los 30 años requeridos cuando tengan 60 años. El resto, 9 de cada 10 mujeres deberá atenerse a obtener la Pensión Universal del Adulto Mayor (PUAM) al cumplir los 65 años que representa el 80 por ciento de la jubilación mínima.La situación revela la fragilidad y las profundas inequidades que reproduce el sistema de seguridad social argentino y que en parte habían sido remediados por la mal llamada jubilación de amas de casa que permitió que a través de diversas moratorias se incluyera dentro del sistema a millones de mujeres que no tenían los aportes correspondientes para jubilarse. Lo insólito de la situación es que el sistema previsional funciona con ingresos mixtos y no exclusivamente patronales. Es decir, el financiamiento del sistema está dado por aportes de otros impuestos como el IVA que representa casi la mitad de los aportes totales y sin embargo no se computa en términos de cotización. En definitiva, todos los argentinos financian a través del pago del IVA el sistema aunque sólo se benefician de él aquellos que tienen empleos en relación de dependencia en blanco. La mayor parte de los regímenes especiales – que tienen las mayores jubilaciones – están vinculadas a empleos públicos como jueces, diplomáticos, trabajadores del estado y docentes.
Lo insólito de la situación es que el sistema previsional funciona con ingresos mixtos y no exclusivamente patronales. Es decir, el financiamiento del sistema está dado por aportes de otros impuestos como el IVA que representa casi la mitad de los aportes totales y sin embargo no se computa en términos de cotización.El sistema previsional argentino tiene como virtud uno de los universos de cobertura más amplios del mundo gracias a las moratorias realizadas en los últimos años, sin embargo a la hora de otorgar los beneficios sigue computando los aportes patronales de los trabajadores en blanco para cotizarlos. En un país con más del 30 por ciento de los trabajadores en negro no pareciera ser un sistema muy justo. Por otro lado la situación laboral de los mujeres sufre importantes desajustes: por un lado la dedicación de ellas a los trabajos de cuidados no remunerados implican menos años de cotización, su participación en actividades laborales de baja formalización (como el servicio doméstico) y esto sumado a la desigualdad salarial que hace que ganen menos salarios que sus pares hombres por los mismos trabajos son algunas de las condiciones que generan una profunda desigualdad en el sistema económico y que replica con mayor intensidad el sistema de seguridad social.
Es músico y escritor. "Se me ha perdido una canción" (2011), "Mis canciones" (2014) y "Seré canción entonces..." (2018) son sus tres discos. Ha publicado también la novela"Una tumba sin nombre" (2012) y "Renta Básica Universal: Por qué y cómo terminar para siempre con la pobreza" (2020). Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad Austral, Argentina), Master en Acción Política y Participación Ciudadana (Universidad del Rey Juan Carlos, España) y Diplomado en Gestión Pública (Instituto Tecnológico de Monterrey, México). Es fundador, director y editor de la Revista Algoritmo.
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Etiquetas: derechos, economía, igualdad, mujer, política, trabajo Last modified: 15 enero, 2021