La historia de la humanidad es también la historia de la búsqueda de la felicidad. La filosofía ha intentado responder varias de estas preguntas pero no ha conseguido resolverla del todo. ¿Podemos ser felices? ¿O estamos programados para la infelicidad? Hay múltiples enfoques, desde el tradicional de la psicología hasta algunas dietas con su correspondiente explicación metabólica. En el último tiempo las neurociencias han intentado develar un poco más este misterio aportando algunas pistas que generan cierta sensación de bienestar en los seres humanos. Sino es por acá, seguro que el camino está cerca. Algunos de los consejos son:
VALORAR LO BUENO
Parece una obviedad aquello de que lo mejor es mirar la mitad del vaso llena que la mitad del vaso vacía. La forma a través de la cuál nos paramos frente a la realidad siempre es definitiva, si nos focalizamos en aquello que nos falta siempre sentiremos ansiedad o angustia, incertidumbre u otro tipo de sensaciones negativas, si en cambio, valoramos lo que tenemos o hemos conseguido y desde esa perspectiva buscamos nuevos objetivos la mirada será mejor, más optimista y más eficaz.
ENCONTRAR OBJETIVOS
Encontrar propósitos que den sentido a nuestra existencia es fundamental. Los psicólogos hablan de establecer objetivos claros y concisos, elaborar una lista de cosas cumplibles y alcanzables que configuren un camino claro hacia dónde queremos ir y darnos plazos concretos. El realismo en la planificación de nuestra vida es esencial, lo contrario es lo de Séneca: quién no sabe adónde va todos los vientos le resultan desfavorables.
SONREIR
Las expresiones faciales parecieran tener un efecto potenciador del bienestar. No sabemos si por acto reflejo o cómo pero algunos estudios psicológicos apuntan a que si, a pesar de no estar contentos, sonreímos, es posible que nuestra estado de ánimo se acerque a lo que refleja nuestra cara.
CAMBIAR RUTINAS
El desafío vital es encontrar permanentemente nuevas experiencias que vivir. Desde innovar el camino que recorremos todos los días hasta realizar viajes. Es claro que resulta más gratificante vivir experiencias que poseer cosas. La rutina nos hace olvidar la belleza, justamente, según los filósofos el comienzo de la experiencia artística es el asombro, ese momento en el que el artista o el filósofo descubre un hecho o acontecimiento que modifica la realidad y lo obliga a reflexionar sobre eso. Asombrarse de la vida requiere ir cambiando permanentemente.
TENER AMIGOS
En principio se afirma la necesidad de tener al menos más de 5 amigos. Ese es un número razonable y administrable. El compartir con otros nuestra vida nos hace sentir menos solos y de todas las relaciones humanas (familia, trabajo, estudio, etc.) sin dudas la de la amistad es la más horizontal de todas. Un viejo dicho decía que compartir las tristezas las divide y compartir las alegrías las multiplica.
Esto son sólo algunos de los consejos que la neurociencia nos da para intentar el viejo anhelo de toda la humanidad: ser felices, intentarlo en estos tiempos no está de más.
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