«Feminista», respondió en Octubre del 2014 la – en ese entonces- flamante ministra de asuntos exteriores sueca Margot Wallström, cuando la consultaron acerca de qué tipo de política exterior tendría el gobierno que acababa de asumir y que presidiría el socialdemócrata Stefan Löfven. “El esfuerzo hacia la igualdad de género no es sólo un objetivo en sí mismo, sino también una condición previa para el logro de nuestra política fronteriza, el desarrollo, y los objetivos de nuestra política de seguridad», a explicado con contundencia Wallström. Pero… ¿En qué consiste esta forma de mirar y guiar la política exterior de un país?
En principio se habla de las tres erres (R): Respeto por los derechos, Representación y Recursos. Cuando se habla de la primera R se refieren al Respeto de los derechos humanos y parte de la premisa contundente de que los derechos de las mujeres sufren violaciones en muchos lugares del mundo. Esta primera decisión tuvo su corolario cuando Wallström criticó la situación de las mujeres en Arabia Saudita, criticando la falta de libertades como la imposibilidad de conducir y calificara de «medieval» el castigo de 1.000 latigazos públicos al que se había sometido un bloggero. Las consecuencias de esto fueron, la ruptura de relaciones, el cierre de la Embajada Saudí en Suecia y la cancelación de algunos interesantes contratos de la industria armamentística sueca que se quejó internamente, como siempre, la decisión es entre dinero y derechos. «Elegimos los derechos», dijeron de forma contundente desde la Cancillería sueca.
«Feminista», respondió en Octubre del 2014 la – en ese entonces- flamante ministra de asuntos exteriores sueca Margot Wallström, cuando la consultaron acerca de qué tipo de política exterior tendría el gobierno que acababa de asumir y que presidiría el socialdemócrata Stefan Löfven. “El esfuerzo hacia la igualdad de género no es sólo un objetivo en sí mismo, sino también una condición previa para el logro de nuestra política fronteriza, el desarrollo, y los objetivos de nuestra política de seguridad», a explicado con contundencia Wallström.
El segundo eje, el de «Representación» se refiere a la participación activa de la mujer en los ámbitos de poder y de decisión, en la ruptura del llamado «Techo de Cristal» que aleja a las mujeres de las posiciones de conducción no sólo en la política sino también en las empresas. “Sólo a través de la participación activa en los distintos niveles de la toma de decisiones es que podrán transformarse las agendas”, ha dicho Wallström.
Las consecuencias de esto fueron, la ruptura de relaciones, el cierre de la Embajada Saudí en Suecia y la cancelación de algunos interesantes contratos de la industria armamentística sueca que se quejó internamente, como siempre, la decisión es entre dinero y derechos. «Elegimos los derechos», dijeron de forma contundente desde la Cancillería sueca.
El último eje se refiere a los «Recursos» y la necesidad de aumentar los recursos hacia objetivos de género que expresan un verdadero compromiso político con la cuestión. «Sin recursos, no hay voluntad política», podría resumirse esta idea. Para ser consecuente con los dos últimos ejes los cuatro principales puestos estratégicos para manejar la agenda exterior sueca son ocupados por mujeres: la ministra es Margot Wallström, Isabella Lövin es ministra de Desarrollo y Cooperación Internacional, Annika Söder, secretaria de estado para el Ministerio de Relaciones Exteriores y Ulrika Modéer, secretaria de estado para el Ministerio de de Desarrollo y Cooperación Internacional.
Una de las primeras directivas que le dieron a cada una de sus embajadas en el mundo fue el desarrollo de un informe acerca de la situación de la mujer en cada uno de sus países e ideas alternativas para poder trabajar para mejorarla desde la cancillería sueca.
No todo es perfecto en esta diplomacia. En febrero del 2017 la cancillería fue duramente criticada porque en una visita a la República Islámica de Irán, las mujeres del gobierno sueco lucieron un pañuelo tapando su cabeza en la reunión con el Presidente Rohani. «Lo hicimos para no violar la ley», dijeron desde el gobierno, «Si son feministas y les preocupa la igualdad deberían retar la desigualdad en cualquier lugar», las criticó con fuerza la periodista iraní Masih Alinejad exiliada en Londres.
A favor, la ministra Wallström sostiene que han promovido la participación de la mujer en el proceso de paz colombiano, que han creado una red sueca de mediadoras para la paz, han ejercido una presión firme para que los beneficiarios de ayuda internacional sólo reciban fondos si su trabajo se basa en datos desglosados por género y poner énfasis en que algunos asuntos vinculados a la Agencia de Desarrollo y Cooperación Internacional de la temática del VIH/SIDA obtuvieran una clara perspectiva de género, entre otras políticas impulsadas.
«El feminismo es un componente de una visión moderna de la política global, y no una ramificación idealista de ella. Se trata de políticas inteligentes que incluyen a poblaciones enteras, utilizan todo su potencial y no dejan a nadie por el camino. El cambio es posible, necesario y en el debe desde hace tiempo», dice la Ministra de Relaciones Exteriores como definición final acerca de su gestión al frente de la primera cancillería feminista.
Es músico y escritor. Se me ha perdido una canción (2011), Mis canciones (2014) y Seré canción entonces… (2018) son sus tres discos. Ha publicado también la novela Una tumba sin nombre (2012) y el ensayo Renta Básica Universal: Por qué y cómo terminar para siempre con la pobreza. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad Austral, Argentina), Master en Acción Política y Participación Ciudadana (Universidad del Rey Juan Carlos, España) y Diplomado en Gestión Pública (Instituto Tecnológico de Monterrey, México). Es fundador, director y editor de la Revista Algoritmo.
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