Google ha amenazado a Australia con dejar de funcionar en ese país a raíz de una nueva regulación en la que el país le exige compartir sus ganancias con los medios de comunicación y que podría servir de antecedente a nivel mundial. La regulación también apunta a Facebook que todavía no se ha manifestado pero cuyo rechazo también sería inminente. «Permítanme ser claro: Australia establece sus propias reglas para las cosas que puede hacer en Australia. Eso se hace en nuestro parlamento», ha declarado el primer ministro australiano en respuesta a la amenaza de Google a Australia de retirarse del país a raíz de esta nueva legislación.
Hace mucho tiempo que la cuestión viene generando polémica y tiene por un lado con que Google indexa y ofrece en sus búsquedas contenidos de los medios de comunicación y, si bien les genera tráfico, no les retribuye de ningún modo en términos económicos. Los medios sostienen que la mayor parte de los contenidos confiables que indexan los buscadores les pertenecen y que eso permite que vendan publicidad a terceros. El otro punto central es el servicio de Google Adsense que comercializa espacios publicitarios en internet a un monto muy bajo – y una optimización bastante alta – y que ha bajado sustantivamente los precios de la publicidad obligando a muchos medios a aceptarlo a precios irrisorios.
«Permítanme ser claro: Australia establece sus propias reglas para las cosas que puede hacer en Australia. Eso se hace en nuestro parlamento», ha declarado el primer ministro australiano en respuesta a la amenaza de Google de retirarse del país a raíz de esta nueva legislación.
Google se ha opuesto en varias ocasiones a negociar con los medios esas ganancias y ha concentrado cada vez más la torta publicitaria mundial dejando a los medios sin su negocio tradicional. La ley también apunta a Facebook que junto con Google ya concentran más de la mitad de la inversión publicitaria mundial. El mundo pareciera avanzar este año hacia la regulación de los gigantes de internet después de la caída en desgracia de Donald Trump, quien si bien los criticaba duramente – de hecho le suspendieron sus cuentas – los protegía a nivel mundial cada vez que un tercer país quería regularlos. No sólo Australia está en esta línea sino también Francia y Alemania entre otros apuntarán a nuevas regulaciones de funcionamiento pero también fiscales.
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