Y un día llegue a China….
Entre por Hong Kong que es China pero no es China. Y de ahí, Shenzhen, Yiwu, Shangai, Nainjin y Beijing, y esa extraña sensación de que queda igual tanto por descubrir.
Conocí el otro lado del mundo con edificios monumentales… nuevos con mil y un diseños distintos, algunos más lindos otros no tanto, pero todos evidencian modernidad, tecnología, y recursos que no se ahorran. Todo se utiliza y en mil formas y maneras. El uso de los colores en la iluminación enciende las ciudades y las engalana….Shangai se siente Nueva York por diez, porque exhibe todo… modernidad, tecnología, luz, vida. Porqué hay tantos chinos en China que siempre despide vida, porque de repente ves todas las marcas que conoces y sólo sabes que es China por la gente que invade sus calles.
En Hong Kong, las chinas de oficina van siempre tan elegantes que embellecen el paisaje financiero, y los chinos, no tan lindos, pero siempre de corbata. Hay clima de oficina, de trabajo y elegancia…
En Shenzhen los chinos demostraron que cuando quieren no solo imitan, sino que superan. La ciudad parece fría. No se ven los 12 millones de habitantes de la manera que abundan en las calles de Shangai y Beijing. En ese sentido, la ciudad que hicieron los chinos en 40 años para demostrar a la engalanada Hong Kong cuasi británica que son capaces de superarla en monumentalidad, tecnología y variedad, se nos hizo un poco fantasma. Nos pareció vacía, un día de semana… ¿¿¿Estarían todos trabajando en sus oficinas???
Shenzhen compite ganando con los rascacielos de Hong Kong, todos tienen verde en sus bases y en sus techos, balcones con flores y jardines (para cumplir el 30% exigido en los proyectos inmobiliarios), y la combinación es casi dibujada. En el Centro de Planificación de la Ciudad, sus autoridades nos explicaron que en Shenzhen la dirigencia china se puso una meta muy alta y la logró. La llaman “ventana de China”, porque ahí prueban todo lo que después llevan al resto del país. Es un experimento socieconómico, para el que eligieron los mejores, creando una especie de Silicon Valley a la China. Es una marca, todo lo hacen (y lo copian) “con características chinas”.
Los chinos iluminan sus edificios de varios colores, algo que en Shangai se expresa en su mayor esplendor, se empieza a ver en Hong Kong, con los bellísimos edificios iluminados que vimos desde el barquito. Pero nada es superior a cuando ves Shangai desde el Bund, ese lugar desde donde Pudong, distrito financiero de rascacielos, se ve en mil colores.
En Nanjing pudimos conocer la china de más adentro, en las charlas con los estudiantes. La sociedad es más competitiva de lo que parece. Todos orgullosos del crecimiento, de los avances, de lo logrado. La generación hija “del hijo único” lo cuenta sin complejos, como una necesidad del país de la que fueron parte para corregir un desequilibrio. Quien tenía una hermana, se considera feliz, pero necesito explicar que su familia tuvo que pagar. Hay un dejo de vergüenza por no haber sido parte del esfuerzo común.
Sobresale el sentido de familia. “Amor más obediencia es amor chino” me dijo uno de ellos. Si los padres tienen dinero, y son estudiosos, el examen de ingreso a la universidad con buenos puntajes les da la alternativa de elegir carrera y universidad, que es paga pero accesible. Si estudian lengua extranjera es porque los padres podrán pagarles un viaje a estudiar afuera. Pero todos dicen que volverán a poner su parte en el país. Viniendo de afuera, con pasaporte casi asegurado al éxito.
La religión no es un tema. Los estudiantes con los que hablamos no se reconocen ni budistas, no tienen fe. Tampoco en el partido comunista. Reconocen méritos a su líder actual y uno de ellos me dijo que socialismo y capitalismo se parecen cada vez más: el Estado controla al economía en los actuales países capitalistas. Esa era su muestra de aquella afirmación. Durante la etapa escolar, no hacen otra cosa que estudiar. Casi incluso como en la universitaria. En esta última hay un sentido de deuda a sus mayores. A quienes respetan con devoción. Más de uno dijo extrañarlos, y sus deseos de volver a ellos el fin de semana a verlos.
La sociedad es más competitiva de lo que parece. Todos orgullosos del crecimiento, de los avances, de lo logrado.
Preguntados si salen a bailar, responde que son muy tímidos y que en esa etapa es muy raro que vayan a bailar. Se juntan a cenar, que es el momento del día más importante para lo social y/o familiar. Pero el fin de semana se estudia también. Los ves como en occidente, todos mirando su celular. Hemos fotografiado a uno utilizando tres celulares a la vez. Con el teléfono móvil, pagan, compran, miran series en el subte, y se vinculan. El QR es su firma. Desde su Celu todo se puede hacer, hasta subirse al colectivo.
Las mujeres se jubilan a los 55, para dejar espacio a las que vienen y cuidar a su nieta o nieto. Un ex funcionario nos explicaba este sistema laboral solidario. Que todos trabajen es prioridad.
También vimos sombras en esta sociedad tan autorreferencial; un mundo en el que Occidente se expresa en sus marcas en sus mil y un shoppings. Porque los hay a montones. Con todas las marcas que conocemos. Alguna que otra japonesa y/o coreana, y casi nada chino…sobre todo en los de lujo.
Pero nada más, no tienen acceso a Google y con eso a nuestras redes sociales . No tienen fácil acceso a nuestras películas. Ven de Tailandia, de Japón, de Corea, de China. Uno de ellos que solía ir al cine dijo haber visto algunas películas de Hollywood, Titanic o Kill Bill.
Además de tímidos se consideran fríos. No abrazan. Pero yo los obligue al despedirme y te piden otro… Hay calor, pero gana el respeto y quizás esa timidez. No dan besos tampoco. En el subte encontré alguna china apoyada en el pecho de su chino y algún abrazo efusivo en la calle. Pero no es común ni tanto.
Las mujeres se jubilan a los 55, para dejar espacio a las que vienen y cuidar a su nieta o nieto.
Algo te genera temor. Las revisiones en los aeropuertos son como en los EEUU, casi intimidantes. Te palpan, te miran el bolso mil veces. Solo que en las ciudades chinas se repite en cada entrada al subte, o cualquier edificio importante. Hay tantas pero tantas cámaras en la calle, que te da la sensación que no se les escapa nada. Cuando en el Mc Donald nos dieron la opción del conocimiento facial para pagar, se nos prendieron todas las luces.
¿¿Podrán convivir las luces de occidente, su consumo y su creciente riqueza que vehiculiza el individualismo creciente, con este sistema de valores?? ¿¿Será posible?
Hay ricos , muy ricos, y hay pobres muy pobres. Hay muchos que eran pescadores y hoy se hicieron ricos….la propiedad se encareció muchísimo….sorprende ver edificios, y mas edificios, construyéndose…..de a montones…en el viaje en tren bala, salpicaban todo el paisaje ….Pero todos los chinos parecen sentir que van en crecimiento. En el Gobierno hablan de un sistema solidario, que pretende que la tecnología no reemplace al trabajo si no que cree nuevas oportunidades.
Vimos muchos señores y señoras mayores trabajando en trabajos de limpieza o algunos parecidos, como cobrar el colectivo. Sobra gente haciendo tareas que podrían hacer menos. La respuesta de los chinos sobre estos mayores es que no aceptaron estudiar, y ahora necesitan trabajar.
En Beijing caminamos por los Hutongs, barrios representantes de la China tradicional. Con muchas pequeñas viviendas ubicadas en general alrededor de un patio cuadrado, sus habitantes llevan una vida tradicional compartiendo el baño fuera de ellas. Supimos que van quedando menos, ya que los fueron tirando abajo las nuevas torres. Son casas chiquitas, donde parece vivir gente a la que no le falta nada, pero que no es la que gasta en los shopping de lujo. Una señora mayor nos invitó a entrar. Enciman, amontonan, llenan de plantas y animales sus pequeños lugares, un criadero de paloma, que creemos eran para comer.
Las construcciones de edificios de hasta 50 a la vez están siempre con fachada protegida, con una prolijidad asombrosa. Vimos tirar agua con una manguera cuando picaban como queriendo apagar el ruido, y gente trabajando incluso los domingos.
El sistema de autopistas es monumental, como todo el sistema de transporte. Cruzan avenidas y vías de tren en cantidades. Pero ademas, ves en el camino construir más y más. Cuando nos proyectaron la ciudad de Shangai en el 2050, las autopistas cruzaban los altos pisos de los edificios y ya había transporte volador. Después de lo que vimos, sentir que se lo proponen, y llegaran…casi se siente.
Evidencian preocupación por el medio ambiente, aun cuando el aire de Beijing está tan contaminado que no sorprende encontrar gente con su cara tapada por las calles. Desde el avión vimos los molinos de energía eólica y nos sorprendieron las motos eléctricas y la apuesta al motor eléctrico en todos los vehículos. La moto de combustible en algunas ciudades está prohibida. No contaminan pero son un peligro!…no los escuchas venir!
Peligro al que se suman los rickshaw, que son carros tirados por bicis o motos con algún tipo de motor, y que se ofrecen como taxi o transporte. El precio, como en todo China se negocia, pero ir en ellos es una gran aventura….parece que no hubiera regla de tránsito que respetar, y los ves cruzarse de mano, enfrentar contra manos y hacer giros prohibidísimos en cualquier lugar del mundo. Uno siente que en cualquier momento puede volar.
Cuando nos proyectaron la ciudad de Shangai en el 2050, las autopistas cruzaban los altos pisos de los edificios y ya había transporte volador.
Impresiona siempre la capacidad de los chinos de imitar y hacer mejor lo que otros hacen….la incapacidad de dejar su marca, aun cuando en tecnología y comercio empiezan a aparecer (Huawei y Ali Baba por ejemplo)…copiar y hacer mejor les da la chance.
Por momentos sentís que nos van a dominar… por momentos crees que es imposible…
En la Embajada nos dijo un funcionario que son parecidos a nosotros, igual de pícaros, igual de confiables y de atorrantes, de tramposos y leales… que se sienten cómodos… ¿Es posible?
La limitación más importante es el idioma. Es una barrera. Aunque aprenden ingles desde el colegio, lo leen pero no tienen oportunidad de hablarlo. Entonces no saben, aunque los jóvenes vendedores se las arreglan con los traductores en los celulares. No hay pereza para intentar por ahí.
Comer puede ser exquisito o espantoso….como en todos los lugares del mundo, no tenemos costumbre de sus sabores y todo es diferente. Al cabo de un tiempo, vas entendiendo y ya sabes pedir. Arroz y fideos son su base…y en general es picante todo. El concepto de comparto está impuesto. No suelen pedir un plato cada uno, sino pedir platos que se comparten. Quisimos mantener nuestra costumbre en un lugar y jamás nos lo entendieron, fueron trayendo de a uno y hasta que no lo terminábamos, no venía el segundo pedido.
Los chinos fuman más de lo que se ve en nuestras calles, es divertidos verlos en la vereda en su pose en cuclillas, ya sea comiendo o fumando.
Beijing es diferente e igual, van avanzando los edificios modernos. Hay zonas donde nos sorprendieron igual en modernidad y tecnología. Sin embargo, no hay tantas luces y se observa un poco más la pobreza. Cuando más te alejas de la costa, parece que hay hay menos luces y menos modernidad. Sin embargo, trasmiten que va avanzando sobre todo por la cantidad de construcciones nuevas. Preguntamos si el sistema de pago por WeChat esta en todo China, y parece que sí. Dicen aspirar a llegar al 2022 dando fin a la indigencia.
El concepto de comparto está impuesto. No suelen pedir un plato cada uno, sino pedir platos que se comparten.
Para empezar a saber de China, quizás no alcance con leer o ver documentales, quizás haya que venir y experimentarla. Somos distintos… o quizás iguales pero en otro idioma, aprendiendo letras difíciles y creciendo en un sistema que la trasmite valores tanto como los controla.
Escribir su idioma requiere una ingeniería mental de la que no estamos acostumbrados. Baste contar que “Todo lo bueno” o “Bondad” se escribe con dos figuras: una que simboliza la madre y otra que simboliza el hijo. .No es tan fácil traducir porque hay que entender todos los conceptos y combinaciones. Y no se habla igual. Pasé un rato viéndolos escribir en el celular… requiere un arte complejo!
Ellos dicen que son pacíficos, y que con el mundo lo que quieren es cooperar, sin embargo uno de ellos dijo que iría a la guerra y preguntado un funcionario, su hipótesis es que China tiene que ser fuerte para defenderse. Pareciera que el exterior los amenaza.
Uno percibe que todas las empresas del mundo tienen oportunidad de vender en la China que crece aceleradamente hacia el consumo…y de pronto te parece que cualquier negocio sería existoso…¿será tan fácil?
Al llegar sentí que pronto podrán dominarnos, como la inteligencia artificial. Les enseñamos y un día son nuestros dueños… y puede ser… tienen recursos, gente, valores… planifican y tienen metas, disciplina y convicción. Habrá que estudiar el imperio chino y entender como dominan. Hoy China copia a occidente, pero le gana la carrera cada vez que se lo propone.
Para terminar algo que da una vuelta más al momento, los chinos ricos quieren estudiar afuera (entonces, todavía el saber está afuera), pero pretenden volver y saben que a su vuelta ese conocimiento les dará la llave del poder y la riqueza.
Quisiera ver el futuro y encontrar a dónde llegan. Me asusta acordarme de algún capitulo de Black Mirror cuando lo pienso….
Es Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica Argentina. Realizó una Maestría en Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Sociales (FLACSO). Especialista en seguridad internacional, defensa e inteligencia, dicta la Cátedra de Estrategia y Seguridad Internacional en la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA y Introducción a la Teoría de Relaciones Internacionales de la Universidad Austral. Ha sido Directora Nacional de Inteligencia Estratégica Militar del Ministerio de Defensa de la Nación y actualmente es Directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA.
- Entre la esperanza y la desazón - 16 diciembre, 2021
- Triple P: Pandemia, pobreza, política - 27 mayo, 2021
- La débil confianza maltratada - 14 octubre, 2020