En las últimas pruebas PISA se confirmó algo que todos veníamos viendo: Estonia lidera la educación en occidente. El estado cubre el comedor, el transporte y por supuesto los libros. Muchos expertos coinciden en que el éxito del sistema es la autonomía que tienen tanto los docentes como las escuelas para dictar sus propios contenidos pedagógicos, buscar el interés de los alumnos y capacitarse en virtud de lo que el equipo docente piensa que es lo más importante para su población educativa. Por supuesto que los docentes son formados de forma muy estricta en universidades y el sistema de formación continua también es muy exigente. Los salarios parten de unos 1500 euros de sueldo básico mensual.
Estonia es un pequeño país en el que viven 1.3 millones de personas a orillas del Mar Báltico. Allí la educación es gratuita, los colegios no pueden elegir sus alumnos ni por sus antecedentes académicos ni por su nivel socioeconómico. El país es reconocido por su tremendo desarrollo digital al punto de ser el ejemplo a nivel mundial en digitalización de los trámites y la gestión pública, de hecho el 99 por ciento de los trámites pueden hacerse online. Hace unos años Estonia sufrió un ataque de hackers rusos y a partir de ahí se convirtió en uno de los lugares con mayor desarrollo de la ciberseguridad a nivel mundial. El acceso a internet es un derecho de todos los estonios y el 15 por ciento de su PBI está vinculado al desarrollo de nuevas tecnologías, no en vano encabeza muchos de los rankings de StartUps per cápita.
Muchos expertos coinciden en que el éxito del sistema es la autonomía que tienen tanto los docentes como las escuelas para dictar sus propios contenidos pedagógicos, buscar el interés de los alumnos y capacitarse en virtud de lo que el equipo docente piensa que es lo más importante para su población educativa.
Las razones por las que Estonia lidera la educación en occidente no son ningún secreto. El país tiene una larga tradición en este sentido al punto de que ya hace unos 150 años arriba del 90 por ciento de su población estaba correctamente alfabetizada. El gasto público en educación es algo así como el 5,4 por ciento del PBI, un número alto, pero de ninguna manera inalcanzable para el resto de los países.
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