Hace varios años que el Homeschooling ha comenzado a crecer en los Estados Unidos en dónde ya había antes de la pandemia unos 2 millones de niños en esta modalidad. Lo cierto es que está creciendo sostenidamente en Europa – en España se han triplicado las consultas – y también en latinoamérica, por caso en Argentina la Homeschooling Argentina tiene unas 3000 familias miembro y no para de crecer. La falta de preparación de los sistemas educativos tradicionales para afrontar la nueva modalidad online ha sido sin dudas una de las motivaciones más importantes para que los padres busquen una nueva alternativa.
La práctica consiste básicamente en que los niños aprendan en su casa a través de actividades regladas por parte de los padres. En ese sentido la tecnología e internet son un aliado fundamental, por caso la premiada Academias Khan permite a los chicos aprender matemáticas con una forma interactiva y gamificada. La StartUp educativa Outschool por caso ha duplicado el tráfico de sus sitio durante estos meses y de hecho están buscando unos 5000 profesores para responder a la nueva demanda, algunos de sus docentes ya han conseguido ganar unos 10.000 dólares al mes, un sueldo muy por arriba del habitual en la educación tradicional.
Algunos de los puntos a favor del homeschooling tienen que ver con la posibilidad de despertarse más tarde y mejorar sus horarios de sueño, poder focalizarse más en las materias que les despiertan particular interés, mejorar la alimentación – los comedores escolares están un poco atrasados en estos temas – , y hasta poder planificar actividades extracurriculares con mayor versatilidad horaria.
Hace varios años que el Homeschooling ha comenzado a crecer en los Estados Unidos en dónde ya había antes de la pandemia unos 2 millones de niños en esta modalidad.
Los puntos flojos son cada vez menos, pero el más fuerte sigue siendo la sociabilidad de los niños. Algunas voces al contrario dicen que el Homeschooling, al favorecer diferentes tipos de actividades extracurriculares lo que permiten es aumentar el entorno social del chico y hacerlo por razones de intereses comunes, no por el deseo de los padres a ir a una escuela determinada como es en la actualidad. Como sea, el debate recién empieza y forma parte de todas los cuestionamientos que la pandemia ha generado en nuestro modo de vida, ahora cuestionando una de las instituciones más sacrosantas que existen: la escuela.
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