Imagina una columna humana tan gigantesca que atraviesa de norte a sur el país. Es posible. Si cada uno de los cinco millones de ecuatorianos sin empleo adecuado se pusiera en fila, del Carchi hasta el Macará, lo lograrían. Pero además, le darían cinco vueltas al país.
La falta de empleo adecuado es tan grande que son muchos más quienes no tienen empleo de calidad que los que lo tienen. Hoy, como hace una década, seis de cada diez ecuatorianos no tienen un empleo formal. Es decir, no tienen seguridad social y sus ingresos son menores al salario básico.
Generar oportunidades de empleo de calidad y mejores salarios para todos es posible. Primero tenemos que ponernos de acuerdo en la causa del problema: la rigidez laboral. Según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, Ecuador es el quinto país del mundo más difícil para contratar.
Se puede pensar que la rigidez laboral afecta sobre todo a las grandes empresas. La realidad es lo contrario. El 80% de los empleos en Ecuador son generados desde las microempresas. Sin embargo, solo logran afiliar a tres de cada diez trabajadores. Las grandes, prácticamente el 100% de sus nóminas.
La falta de empleo adecuado es tan grande que son muchos más quienes no tienen empleo de calidad que los que lo tienen. Hoy, como hace una década, seis de cada diez ecuatorianos no tienen un empleo formal. Es decir, no tienen seguridad social y sus ingresos son menores al salario básico.
En cuanto al salario mínimo, la mayoría de las microempresas no logra pagarlo. En tanto que las grandes empresas pagan casi el doble del salario mínimo a la mayoría de sus trabajadores. Además, Ecuador tiene el salario mínimo más alto de la región, debidamente medido por horas.
Así que la rigidez laboral es una traba para la creación de empleo para todos. Lo cierto es que todas las empresas necesitan contratar para crecer. Salvo en los sueños eróticos del Socialismo del Siglo XXI, nadie en su sano juicio contrata para despedir.
La solución es una reforma laboral modernizadora integral que permita que sea más fácil contratar. El camino puede ser una consulta popular.
El Código Laboral vigente tiene más de ochenta años. Es de otra época. Nos ancla al pasado. No nos prepara para competir ni en el presente, menos para el futuro. Y la automatización radical del trabajo está a la vuelta de la esquina.
Según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, Ecuador es el quinto país del mundo más difícil para contratar.
Facilidades para contratación, entre otras, son: contratos por hora, salvaguardando todos los beneficios sociales. Por ejemplo, un joven, ama de casa o adulto mayor puede acordar con un emprendedor trabajar formalmente quince horas a la semana, en distinta distribución, ganando todos sus beneficios sociales proporcionalmente. Recordemos que los mercados en la calle (y no en el papel) funcionan con horas pico, dependiendo de cada giro de negocio.
Contratos a plazo fijo: siete de cada diez países desarrollados lo tienen. En los últimos años los únicos países que lo eliminaron fueron Ecuador, en Sudamérica, y Zambia, en África.
Racionalidad en costos de desvinculación: no tiene sentido que si una persona trabaja tres meses o tres años reciba tres sueldos en ambos casos como liquidación.
Todos necesitamos más y mejores empleos. Más dinero en el bolsillo mueve el comercio. No hay atajos para lograrlo. Hagamos que sea fácil contratar. Así lograremos cambiar las cosas. Y del Carchi al Macará nuestra visión de empleo para todos será realidad.
Doctor en Economía y Master en Acción Política. Es el Presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil y del Directorio del Instituto de Desarrollo Profesional IDEPRO. Ex-presidente de la Federación Nacional de Cámaras de Comercio de Ecuador.
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