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SADAIC: quiero que hablemos de IA y derechos en Argentina

sadaic

Hace rato que vengo guardando esto. Desde que el gobierno de Milei buscó instalar la discusión alrededor de SADAIC y su legitimidad como única sociedad de gestión colectiva utilizando algunos cobros como casos de desprestigio y debate. 

En este contexto, plantear una discusión de fondo puede parecer a contramano, sobre todo con el ataque y desfinanciamiento cultural que hace que tengamos que defender lo obvio, los derechos básicos de los autores y compositores. Pero justamente por eso me parece urgente hacerlo. Porque si solo nos quedamos en lo inmediato, nunca vamos a revisar las estructuras que hacen posible —o imposible— esa defensa.

Vengo de pasar dos días en Santiago de Chile, donde participé de AUTOR.IA, el congreso organizado por la SCD (Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales). Se habló de creación, derechos y tecnología, y además se presentó una publicación “El Futuro suena diferente: La IA y la música Chilena en 2025”.

Y volví de ahí pensando: 
Mientras que en muchos países el tema del impacto de la IA en los derechos es una prioridad, ¿por qué en Argentina no estamos teniendo estas conversaciones? 

¿Podemos pensar sociedades de gestión colectiva de avanzada que además de recaudar se preocupen por la innovación, aportando información y data crítica al ecosistema cultural? 

Conspiraciones de puentes rotos
SADAIC es una institución con historia. Una historia que sería bueno conocer mejor. No encontré en su web ni en ningún libro una versión actualizada que cuente sus etapas, sus tensiones, sus errores o sus aciertos. Y eso sería clave: entender cómo se fue y se sigue construyendo.

Es una de las sociedades de gestión más antiguas del mundo, representa a miles de autores y compositores, y tuvo un rol fundamental en la conquista de derechos (como su mutual-seguro médico-realmente valiosa para quienes crean).
Hoy, para mí, se convirtió en un símbolo del puente roto entre el ecosistema cultural y el tecnológico.
No lo digo porque su web siga pareciendo un bastión de la web 1.0.
Ni porque sea casi imposible entender con claridad cómo se reparten los cobros. 
Ni por pedir a los autores que declaren el “porcentaje de IA” usado para descontarles regalías, lo cual se va a dominio público.

Lo digo porque creo que falta lectura del presente y visión de futuro.Y porque una institución de estas características debería estar también enfocada en lo que está sucediendo con la inteligencia artificial generativa y los desafíos de las tecnologías en general. 

 La preocupación por la pérdida de su rol dominante (considerado monopólico por algunos), la posibilidad de intermediación obligatoria en el cobro de derechos y por sostener los cobros en espacios (físicos) donde recolectar derechos, no deberían quitar la atención por los cambios estructurales que se están dando a nivel global y que impactan de manera directa en la gestión de derechos. 

¿SADAIC tiene las herramientas para liderar o poder dar una propuesta o discusión para la transformación?

Podría invertir en innovación, transparencia y formación a los autores, a sus socios y representados y al ecosistema en general, idealmente junto a otras sociedades autorales locales con similares problemáticas.

Podría generar foros, seminarios, espacios de debate. Podría invertir en desarrollos o aliarse con proyectos que ya lo están haciendo. 

Mientras tanto, afuera…

Mientras acá seguimos discutiendo si una obra con IA debería cobrar menos,
GEMA en Alemania invierte en innovación y hace frente de  manera sólida en una demanda contra OpenAI.
Además, usan IA para mejorar el reconocimiento de obras, evitar errores en los repartos y experimentar con nuevas licencias.
El gobierno de BRASIL piensa un modelo de remuneración en su ley de IA, para TODOS los usos de las obras en modelos que las utilicen. 
STIM, en Suecia, trabaja junto a GEMA y PRS for Music en ICE, una infraestructura que procesa más de 100 mil millones de usos musicales al año, con trazabilidad total y reportes públicos sobre regalías.
Ellos entendieron que la infraestructura cultural también se diseña y programa.

En la Argentina, que conozca, aparecen propuestas de carácter declarativo como JUSTICIA, que creo es un proyecto que puede tener potencial si buscan ser un espacio de debate y pensamiento crítico por sobre los dueños de una nueva verdad. 

Una de las grandes paradojas de este momento es que la principal manera de enfrentar a la tecnología es apropiandonos (crítica y creativamente) de esa misma tecnología. 

Los desafíos generales 

Me parece importante destacar cuales son los principales desafíos que aparecen a la hora de entender la música y la inteligencia artificial generativa. 

 Pese a este contexto, seguimos tratando al territorio digital como algo ajeno, excepcional, cuando en realidad es donde se juegan los derechos culturales de la época.

Deezer reporta que el 28% del contenido que se sube por medio de distribución digital es 100% generado por Inteligencia Artificial, esto es unas 30 mil canciones por dia, sumado a la gran cantidad de contenido sintético que se sube a redes sociales. Suno, la principal plataforma de audio generativo, reportó 100 millones de ingresos el último año. Y eso es solo un dato para dimensionar el estado del ecosistema en relación a la creación. 

Y creo que si SADAIC no entra ahí con otra mentalidad, el daño al ecosistema va a ser profundo.

¿Dónde están los proyectos de investigación?
¿Los laboratorios de IA ética?
¿Los convenios con universidades, los espacios de debate, las pruebas piloto?
¿Dónde está la discusión real sobre cómo reconocer y distribuir valor en una era donde las obras se mezclan, se entrenan y se transforman?

 El diálogo a construir

También me pregunto cómo es hoy el diálogo entre quienes vienen sosteniendo la institución —abogados, compositores históricos, pioneros de SADAIC— y las nuevas generaciones de artistas, productores y gestores. ¿Existe? ¿Cómo se abre ese intercambio? ¿SADAIC nos convoca? ¿Intenta construir un lenguaje compartido? 

En este sentido, y nobleza obliga, para la redacción de este texto me puse en contacto con autoridades de SADAIC y les conté sobre la salida del newsletter. Enseguida respondieron, mostraron interés y predisposición a abrir nuevas conversaciones y a pensar de qué manera podrían generarse acciones conjuntas.

Por otro lado, me parece justo traer la pelota para este lado: ¿y nosotros? ¿Cómo nos involucramos? ¿Qué hacemos para participar, proponer, actualizar?

Y ahí hay un punto importante: si queremos instituciones innovadoras y actuales, también tenemos que estar dispuestos a habitarlas, tensionarlas y e intentar transformarlas desde dentro o, al menos, desde cerca. 

Sé que el tema es más amplio, pero creo que es necesario dejar abierta esta pregunta: cómo construimos, entre generaciones, una gestión colectiva que no solo defienda derechos, sino que también imagine futuros. 

Cuidar el futuro

Defender los derechos de autor hoy no es sólo cobrar regalías. Tiene que ver con entender cómo circulan las obras, cómo se usan los datos, cómo se entrena la IA y cómo se construye confianza.
Y eso requiere nuevas miradas y herramientas.

Los derechos no se defienden con formularios ni con miedo.
Se defienden con visión, con comunidad y con futuro.
Porque el puente entre la cultura y la tecnología no se va a construir solo.

¿Cómo les parece que es la mejor manera para re-construir este puente?

Esta Columna es parte del Newsletter de FuturX el centro (I+D) de investigación y desarrollo con foco en la intersección entre la música, la tecnología y la cultura de internet. al que pueden suscribirse https://futurx.net/newsletters/?

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Etiquetas: , , , , , , Last modified: 1 noviembre, 2025
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