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Sabor a engaño: cuando el vapeo convierte una generación en objetivo

vapeo

Es cada vez más evidente: los cigarrillos electrónicos se están convirtiendo en una puerta directa hacia la adicción en adolescentes. En la salida de las escuelas, fiestas, boliches o en redes, el vapeo está presente: “atractivo”, “moderno”, con sabores, fácil de conseguir. Pero detrás del humo —que no es vapor inofensivo— hay un riesgo real, silencioso y acumulativo.

Desde FIC Argentina, con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, lanzamos la campaña “Sabor a engaño” para alertar sobre lo que este “amigo piola” realmente trae: nicotina, sustancias tóxicas, dependencia, daños a los pulmones y al corazón.

Hace unas semanas presentamos el informe “Productos emergentes y daño a la salud: Situación en Argentina y recomendaciones” —realizado junto a asociaciones médicas de referencia— donde recopilamos estudios recientes libres de conflicto de interés que confirman lo que cada vez más jóvenes y familias reconocen: los dispositivos de vapeo no son inocuos. El riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y disfunción metabólica es similar entre quienes usan cigarrillos electrónicos y quienes fuman cigarrillos convencionales. Además, existen asociaciones con neumonía, bronquitis, disminución del recuento de espermatozoides, mareos, cefaleas, migrañas y daño de la cavidad oral. El documento también destaca que el uso dual (cigarrillo electrónico y convencional) aumenta el riesgo de enfermedad, y que las investigaciones que sostienen lo contrario suelen provenir de autores con conflictos de interés.

Los datos alarman: una encuesta realizada por FIC en 2023 en adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires mostró que casi el 9% de jóvenes entre 13 y 18 años usa cigarrillo electrónico actualmente, incluso cuando muchos no habían fumado nunca. Además, de aquel tiempo a esta parte, los números de consumo podrían estar en cifras mucho más elevadas.

En paralelo, hay una estrategia agresiva y cuidadosamente diseñada de la industria. Por un lado, buscan captar nuevos consumidores utilizando productos saborizados, marketing, publicidad encubierta y una fuerte presencia en redes. Por otro lado, hay una presión enorme por parte de las empresas productoras y las asociaciones por ellas financiadas para derogar el marco normativo que hoy busca proteger a la población de la adicción a estos productos tóxicos. Todos estos esfuerzos están motorizados por argumentos engañosos sobre los supuestos beneficios de los vapeadores, con la “reducción de daños” a la cabeza.

En paralelo, hay una estrategia agresiva y cuidadosamente diseñada de la industria. Por un lado, buscan captar nuevos consumidores utilizando productos saborizados, marketing, publicidad encubierta y una fuerte presencia en redes.

En este marco, es importante aclarar, una vez más, que una estrategia de reducción de daños consiste en un programa sanitario destinado a personas que ya son adictas y no en inundar los kioskos, tiendas online y redes sociales con productos dañinos para la salud.

Por eso “Sabor a engaño” no es una campaña más: es un llamado urgente. Un pedido a la sociedad, a las familias, a los decisores públicos: que no miremos para otro lado. Que defendamos políticas públicas basadas en evidencia. Que exijamos el cumplimiento efectivo del marco normativo vigente, para proteger la salud de todos y, en especial, la de los más jóvenes.

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Etiquetas: , , , Last modified: 13 diciembre, 2025
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