Alpha Global es el nombre que ha recibido una alianza mundial de sindicatos de más de 13 organizaciones de 10 países de trabajadores del gigante tecnológico Google. Si bien el gigante de Silicon Valley ha sido sindicado en innumerables publicaciones como uno de los mejores lugares del mundo para trabajar sus propios trabajadores no están del todo de acuerdo. Los trabajadores de Bélgica, Estados Unidos, el Reino Unido, Irlanda, Suiza, Alemania, Dinamarca, Italia y Finlandia han sido los primeros en agruparse a nivel mundial en una de las primeras experiencias de sindicalismo global para hacer oír sus reclamos de forma más contundente.
Las premisas que los animan son dobles: por un lado la conciencia evidente del poder cada vez más grande que las empresas tecnológicas están tomando en la vida de las personas y la necesidad de ir regulándolas y por otro que los problemas laborales no se sindican solamente a un sólo país y que deben abordarse de manera global. Muchos políticos de izquierda a nivel mundial han llamado la atención acerca del enorme crecimiento patrimonial que estas empresas han obtenido durante la pandemia y cómo eso no se ha traducido de ninguna manera en un beneficio para sus trabajadores. Amazon por caso tiene muchísimos cuestionamientos a nivel mundial acerca de cuánto paga la hora siendo que la empresa cada vez es más valiosa. La polémica no es sólo en Occidente, lo mismo sucede con Alibabá, la gigante de comercio electrónico china.
Los trabajadores de Bélgica, Estados Unidos, el Reino Unido, Irlanda, Suiza, Alemania, Dinamarca, Italia y Finlandia han sido los primeros en agruparse a nivel mundial en una de las primeras experiencias de sindicalismo global para hacer oír sus reclamos de forma más contundente.
Iniciativas como la de Alpha Global buscan impulsar un esfuerzo de regulación que hasta ahora los gobiernos nacionales no han podido implementar. Foros como la OCDE o la Unión Europea están llenos de proyectos e intentos que han encontrado hasta ahora la feroz oposición de las empresas y también de Donald Trump en la cabeza de los Estados Unidos. La nueva administración demócrata, en cambio, se ha mostrado más proclive a caminar ese sendero, uno que es cada vez más imprescindible a nivel global.
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