La dramática situación económica y social que sufre Venezuela está acompañada de un desgarrador drama humano: el de los migrantes. Según una encuesta realizada por la prestigiosa firma Datanálisis estos días más de 1 de cada 3 venezolanos – el 34,7 por ciento – evalúa la posibilidad de irse del país. La misma investigación afirma que seis millones de venezolanos vivirán fuera de sus país en 2 o 3 años, actualmente se calcula que ya hay 4 millones lo que representa para sus 30 millones de habitantes bastante más del 10 por ciento. El 60 por ciento de los hogares tienen al menos un miembro en el exterior.
La inmigración de venezolanos hacia América Latina pasó de 89.000 a más de 900.000, según la Organización Internacional para las Migraciones, entre 2015 y 2017 se fueron más de 1 millón de habitantes a destinos diversos en todo el mundo. Sólo en Colombia se calcula que habría viviendo en la actualidad un millón de venezolanos y sólo en el primer trimestre de este año se habrían sumado 250.000 más. En la Argentina ingresan más de 10.000 por mes. Chile, Perú y Brasil son los destinos con mayor aumento de alrededor de 1000 % más sobre las inmigraciones normales. Por supuesto, los números podrían ser mayores porque el 80 % lo hace sin documentación, se encuentra sin papeles y en la informalidad.
Según una encuesta realizada por la prestigiosa firma Datanálisis estos días más de 1 de cada 3 venezolanos – el 34,7 por ciento – evalúa la posibilidad de irse del país.
Los números de la situación social venezolano son atemorizantes: más de 80 % de pobreza y una inflación del orden del 6000 %. El PBI venezolano se ha desplomado casi un 40 % desde el 2013, año de asunción de Nicolás Maduro. El déficit fiscal se calcula que es el 17 por ciento, insólitamente alto. El salario mínimo es de unos 3 dólares mensuales y no alcance de ninguna manera para mantener una familia. Según las proyecciones de la CEPAL este año la economía venezolana seguirá cayendo un 8,5 por ciento. Este año Colombia superará a su país vecino en exportación de petróleo.
La situación en las ciudades fronterizas entre Colombia y Venezuela es preocupante. El alcalde de la vecina ciudad colombiana Cúcuta ha alertado en reiteradas ocasiones de la gravedad de la situación: gente en situación de calle, dispuestas a trabajar por sueldos muy bajos que desplazan la mano de obra local afectando la economía de la zona de forma sustantiva. Los alcaldes de Bucaramanga, Arauca y Pamplona – ciudades colombianas cercanas a la frontera – también advierten de un crecimiento del desempleo, la prostitución y la marginalidad. Según el alcalde de Cúcuta llegan unos 3.000 venezolanos por día a las ciudades fronterizas, lo que hace imposible que puedan incorporarse fácilmente la vida de la ciudades en lo que representa a esta altura una crisis humanitaria.
Los números de la situación social venezolano son atemorizantes: más de 80 % de pobreza y una inflación del orden del 6000 %. El PBI venezolano se ha desplomado casi un 40 % desde el 2013, año de asunción de Nicolás Maduro.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha planificado en Colombia un operativo de 46 millones de dólares que consiste en la distribución de una tarjeta para comprar alimentos de unos 35 dólares por persona por mes. En las próximas elecciones se da por descontado un triunfo de Nicolás Maduro lo que no da muchas perspectivas de resolución para este conflicto que amenaza con seguir escalando aún más, por lo pronto la Organización de Estados Americanos ha decidido tratar el tema en su próximo plenario a realizarse en junio en dónde se espera una fuerte condena de los gobiernos de la comunidad americana en general.
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