Bruno Le Maire el ministro de Hacienda y Finanzas francés ha anunciado la intención del gobierno francés de cobrar un nuevo impuesto sobre las empresas tecnológicas, fundamentalmente cuatro: Google, Amazon, Facebook y Apple – de sus iniciales su nombre GAFA – y que espera recaudar el año próximo unos 570 millones de euros por año.
Hace tiempo que Francia discute en el ámbito de la Unión Europea la necesidad de gravar impositivamente estos gigantes – incluso lo intentó fallidamente en el 2012 –, en lo que a veces parece una cruzada contra Silicon Valley. Alemania por su parte también es dura en cuanto a regulaciones de datos, pero es reacia a aplicar impuestos que puedan perjudicar el desarrollo tecnológico. Algunos otros países proponer gravar la publicidad online de forma de sólo resolver un impuesto específico. Como sea, hace algunos meses el GDPR, la nueva directiva de privacidad de los datos afectó el funcionamiento de las empresas tecnológicas en general aunque no sabemos si los efectos han servido de gran cosa.
Bruno Le Maire el ministro de Hacienda y Finanzas francés ha anunciado la intención del gobierno francés de cobrar un nuevo impuesto sobre las empresas tecnológicas, fundamentalmente cuatro: Google, Amazon, Facebook y Apple – de sus iniciales su nombre GAFA – y que espera recaudar el año próximo unos 570 millones de euros por año.
Por otro lado, la regulación respecto de la incumbencia electoral de potencias extranjeras no pareciera estar funcionando cuando vemos el notable crecimiento que las fuerzas de ultraderecha, impulsadas por los rusos siguen creciendo en todos los países. Hace poco hemos visto la irrupción de VOX, cuyos responsables de comunicación no llegan a los 30 años.
Hace tiempo que Francia discute en el ámbito de la Unión Europea la necesidad de gravar impositivamente estos gigantes – incluso lo intentó fallidamente en el 2012 -, en lo que a veces parece una cruzada contra Silicon Valley.
El impuesto se aplicará sobre la facturación, sobre la reventa de datos personales y sobre la publicidad a partir del 1 de enero de 2019. Algunos analistas evalúan que este impuesto francés es incompatible con la legislación europea y que en realidad es una forma de presionar al Consejo Europeo para que tome medidas y avance en esa discusión que por ahora se encuentra empantanada por la resistencia de Irlanda y Alemania entre otros.
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