Un ejemplo claro de esto es la transición de la máquina de escribir a la computadora. En su momento, las oficinas estaban llenas de mecanógrafos y taquígrafos. Con la llegada de las computadoras personales, muchos predijeron que estas personas perderían sus empleos. Sin embargo, lo que realmente ocurrió fue una transformación. Surgieron nuevos roles, como los de programadores, analistas de datos y community managers, puestos que hoy en día son esenciales y que en aquel entonces ni siquiera existían en el imaginario colectivo. Esta revolución no destruyó el empleo, lo reinventó.
La historia se repite hoy con la IA. Es cierto que algunos trabajos serán automatizados, pero lo que muchas veces se pasa por alto es la creación de nuevas oportunidades laborales que acompañan esta transformación. Las empresas ya están demandando expertos en IA, diseñadores de algoritmos, ingenieros de datos y otros perfiles altamente especializados. Además, se están generando nuevas funciones centradas en la interacción humano-máquina, en la ética del uso de la IA y en la supervisión de estos sistemas, entre otros.
Pero el cambio no se detiene ahí. Así como las computadoras personales democratizaron el acceso a la información, la IA también podría abrir puertas para que más personas accedan a roles que antes estaban fuera de su alcance. Herramientas impulsadas por IA están permitiendo que personas sin formación técnica puedan realizar tareas complejas, como el análisis de datos o la programación, reduciendo las barreras de entrada a estas profesiones.
Entonces, ¿deberíamos temer a la IA? La respuesta, más que un “sí” o un “no”, debe enfocarse en cómo nos adaptamos. La clave está en la educación y la capacitación. Mientras más pronto aceptemos que el cambio es inevitable y comencemos a formarnos para los trabajos del futuro, más rápido superaremos ese lapso intermedio en el que la incertidumbre predomina. Las habilidades técnicas, como la programación, así como las habilidades “blandas” como la creatividad y la gestión de proyectos, serán esenciales para prosperar en este nuevo entorno laboral.
En lugar de preguntarnos qué trabajos desaparecerán, deberíamos enfocarnos en qué nuevas oportunidades surgirán. El avance de la inteligencia artificial es una puerta que abre una nueva etapa en la historia del trabajo, y aquellos que estén preparados para caminar a través de ella serán quienes lideren el futuro.
Al final del día, toda revolución tecnológica es un proceso de evolución. Al igual que pasamos de la máquina de escribir a la computadora, ahora estamos entrando en la era de la inteligencia artificial. La sociedad ha demostrado una y otra vez que tiene la capacidad de adaptarse, y esta vez no será la excepción.
Desde la Revolución Industrial hasta la era de la información, la pregunta ha sido siempre la misma: ¿qué sucederá con los trabajos? Hoy en día, la inteligencia artificial (IA) se encuentra en el centro de ese debate. Muchos ven en ella una amenaza que podría desplazar a millones de personas. Sin embargo, si analizamos la historia, es evidente que lo que en un inicio parece una pérdida, en realidad se transforma en una oportunidad.
Un ejemplo claro de esto es la transición de la máquina de escribir a la computadora. En su momento, las oficinas estaban llenas de mecanógrafos y taquígrafos. Con la llegada de las computadoras personales, muchos predijeron que estas personas perderían sus empleos. Sin embargo, lo que realmente ocurrió fue una transformación. Surgieron nuevos roles, como los de programadores, analistas de datos y community managers, puestos que hoy en día son esenciales y que en aquel entonces ni siquiera existían en el imaginario colectivo. Esta revolución no destruyó el empleo, lo reinventó.
La historia se repite hoy con la IA. Es cierto que algunos trabajos serán automatizados, pero lo que muchas veces se pasa por alto es la creación de nuevas oportunidades laborales que acompañan esta transformación. Las empresas ya están demandando expertos en IA, diseñadores de algoritmos, ingenieros de datos y otros perfiles altamente especializados. Además, se están generando nuevas funciones centradas en la interacción humano-máquina, en la ética del uso de la IA y en la supervisión de estos sistemas, entre otros.
Pero el cambio no se detiene ahí. Así como las computadoras personales democratizaron el acceso a la información, la IA también podría abrir puertas para que más personas accedan a roles que antes estaban fuera de su alcance. Herramientas impulsadas por IA están permitiendo que personas sin formación técnica puedan realizar tareas complejas, como el análisis de datos o la programación, reduciendo las barreras de entrada a estas profesiones.
Entonces, ¿deberíamos temer a la IA? La respuesta, más que un “sí” o un “no”, debe enfocarse en cómo nos adaptamos. La clave está en la educación y la capacitación. Mientras más pronto aceptemos que el cambio es inevitable y comencemos a formarnos para los trabajos del futuro, más rápido superaremos ese lapso intermedio en el que la incertidumbre predomina. Las habilidades técnicas, como la programación, así como las habilidades “blandas” como la creatividad y la gestión de proyectos, serán esenciales para prosperar en este nuevo entorno laboral.
En lugar de preguntarnos qué trabajos desaparecerán, deberíamos enfocarnos en qué nuevas oportunidades surgirán. El avance de la inteligencia artificial es una puerta que abre una nueva etapa en la historia del trabajo, y aquellos que estén preparados para caminar a través de ella serán quienes lideren el futuro.
Al final del día, toda revolución tecnológica es un proceso de evolución. Al igual que pasamos de la máquina de escribir a la computadora, ahora estamos entrando en la era de la inteligencia artificial. La sociedad ha demostrado una y otra vez que tiene la capacidad de adaptarse, y esta vez no será la excepción.
- Inteligencia Artificial: adaptarse o quedar fuera del mercado - 17 septiembre, 2024