Israel es sindicada muchas veces como una nación joven, con apenas 70 años. Lo cierto es que ha conseguido en los últimos 20 años encabezar la mayor parte de los rankings mundiales de innovación tecnológica. La última edición del indice de Bloomberg la sitúa quinta, detrás de Corea del Sur, Suecia, Singapur y Japón y por delante de Estados Unidos, Alemania o Francia. ¿Cómo consiguió en los últimos diez años transformarse en una de las naciones que lidera la investigación, la innovación y el desarrollo a nivel mundial?
Israel es un pequeño país de ocho millones de habitantes, con conflictos limítrofes permanentes y con pocos recursos naturales. Ha implementado algunas cosas evidentes como un sistema educativo sumamente sólido y exigente u la mayor cantidad de ingenieros per cápita del mundo unos 135/140 ingenieros por cada 10.000 trabajadores. Otras propuestas como los Centros de Transferencias Tecnológicas que conectan feacientemente las empresas con las universidades han hecho un aporte fundamental. Israel es el cuarto país per cápita en el registro de patentes con unas 249,2 patentes o inventos por cada millón de habitantes por año.
En alguna ocasión ya hemos hablado de su liderazgo en materia de investigación sobre el uso de Cannabis medicinal y es conocida mundialmente su política de impulso a las pequeñas empresas o Start Ups a través de programas de incubadoras o aceleradoras. Esto último le ha valido el nombre de «Start Up Nation», título de un Best Seller de Dan Senor y Saul Singer. Por caso la aplicación de tránsito y movilidad recientemente adquirida por Google, WAZE, Onavo – adquirida por Facebook -, las memorias USB o los drones son algunos de los inventos que le debemos al desarrollo tecnológico israelí.
Israel es el cuarto país per cápita en el registro de patentes con unas 249,2 patentes o inventos por cada millón de habitantes por año.
Algunos de los puntos estratégicos han sido la creación de una Autoridad de Innovación, un organismo especialmente diseñado para promover el desarrollo con su «Ventanilla única de la Administración» dedicado a simplificar al máximo posible los trámites administrativos necesarios para el funcionamiento de nuevas empresas, la gestión permanente de líneas de financiamiento otorgando unos 500 millones de dólares anuales – que sin embargo apenas representa el 5 % de la inversión total israelí en innovación -. Unos 150 expertos analizan los 100.000 pedidos de financiamiento anual y eligen los que creen más interesantes, con más futuro y más disruptivos.
Ha implementado algunas cosas evidentes como un sistema educativo sumamente sólido y exigente u la mayor cantidad de ingenieros per cápita del mundo unos 135/140 ingenieros por cada 10.000 trabajadores.
Por otro lado el Estado se dedica a incluir a las multinacionales en su política de promoción entiendo que son el plafón sobre el que muchas veces los desarrollos consiguen popularizarse y crecer a nivel mundial conscientes de que un país pequeño como Israel – en tamaño y en población – difícilmente pueda por sí mismo imponer estándares internacionales por sí sólo. Por caso la mitad de los beneficios de INTEL proviene de desarrollos israelíes.
América Latina está muy lejos aún de este tipo de iniciativas, apenas Chile con su programa Start Up Chile, algunos programas existentes en México y Colombia, han avanzado en esa dirección aunque los limitantes son varios: por un lado el financiamiento, por otro las complejas burocracias, los sistemas fiscales y fundamentalmente la falta de inversión educativa dificultan todavía el desarrollo de las empresas innovadoras en la región.
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