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Japón renueva su gobierno y fortalece su liderazgo global

Japón renueva su gobierno

En Japón se cumple el popular adagio de la política argentina: “que se doble pero que no se rompa”. El partido Liberal Democrático nombró a Fumio Kishida, quien se desempeñó como Ministro de Asuntos Exteriores durante el liderazgo de Shinzo Abe, como el flamante Primer Ministro de Japón. Tras la renuncia de Yoshihide Suga, que optó por dejar el poder tras sólo un año de gestión ante la baja en su popularidad, Japón reafirma su rumbo como aliado de las democracias occidentales en un 2021 repleto de muestras en tal sentido.

Ya no quedan dudas de que el Pacífico es el nuevo epicentro de la actividad comercial global, con los Estados Unidos y China muy atentos a un nuevo escenario de la geopolítica en el que Europa parece quedar en un segundo plano, luego del reciente acuerdo de cooperación militar entre la nueva administración norteamericana y dos “pueblos del mar” como son el Reino Unido y Australia, según el análisis del intelectual ruso Alexandr Dugin. Es que el AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos) es la corroboración de que la única superpotencia global está menos preocupada por reforzar sus lazos con los aliados continentales de la OTAN que en recordar su fuerte identidad anglosajona para contener el avance chino en la esfera global, vía Pacífico.

Es aquí donde entra en escena una nación que, más de siete décadas después del fin de la Segunda Guerra Mundial, ya constituye un aliado tradicional, en Oriente, para las potencias del Atlántico. Japón supo mantener unidos sus intereses a los de Washington en los últimos años, pese a las diferencias entre la política exterior de Trump y la de Obama. A su estabilidad política debemos sumar, la semana pasada, las reuniones entre el anfitrión, Joe Biden, y el Primer Ministro saliente, Yoshihide Suga, junto a los restantes miembros del llamado “Quad” (Japón, India y Australia), un acuerdo estratégico entre las potencias militares del Indopacífico para equilibrar las fuerzas de poder en el hemisferio oriental para contener el avance de Beijing. Habíamos señalado en una nota anterior que el Quad había nacido en 2007, pero redobló su importancia tras el anuncio de la creación del AUKUS, dos semanas atrás.

La Casa Blanca ha querido subrayar especialmente que sus lazos con las potencias del Pacífico que comparten sus valores democráticos frente al régimen chino no son sólo lazos militares. El compromiso para entregar centenares de miles de dosis de vacunas contra el covid-19, así como la estrategia para crear una nueva cadena de suministros en el área tecnológica para evitar la dependencia respecto de los semiconductores chinos, así como otros asuntos relacionados con el intercambio en ciencia y tecnología y la incipiente revolución en telecomunicaciones que supone el nuevo paradigma planteado por el 5G. Los funcionarios de la Casa Blanca también anunciaron la creación de becas –financiadas por privados- para estudiantes avanzados que residan en los países del Quad y se destaquen en sus universidades de élite.

La reunión cuadrilateral del 24 de septiembre entre los líderes del Quad no se redujo a la foto del presidente Biden junto al ministro saliente de Japón, Yoshihide Suga, el de Australia, Scott Morrison y el de India, Narendra Modi de India. Los cuatro países no dejaron ninguno de los temas de la zona sin aludir: instaron a Pyongyang a «abstenerse de provocaciones», a Birmania a «dialogar» para «volver a la democracia» y a Afganistán para comprometerse con los derechos humanos. Sin dudas no faltó tampoco una referencia casi directa a China que es de algún modo un manifiesto tanto para los aliados del Quad como para los del AUKUS: defender la existencia de un Indopacífico libre y no “dejarse intimidar por la coerción”.

China ha recibido estas dos iniciativas estadounidenses con recelo aunque no de modo muy explícito, aunque sí criticó abiertamente el acuerdo de los australianos con sus aliados anglosajones para la recepción de submarinos nucleares. De todos modos ya no es una sorpresa para el país oriental que su claro expansionismo en la región iba a encontrar, tarde o temprano, alguna reacción conjunta entre los otros países poderoso de la región. La rispidez entre estos países ha tenido momentos de particular tensión, como un incidente fronterizo entre India y China, el año pasado, en el que perdieron la vida al menos 20 soldados indios. La cosa no pasó a mayores porque el primer ministro Narendra Modi priorizó la paz, pero quedaba claro que la agresiva política exterior de Xi Jinping iba a obtener, tarde o temprano, alguna reacción conjunta entre sus principales competidores, y que esta probablemente sería liderada por los Estados Unidos.

Ya no estamos en el mundo unipolar de los años 90 pero tampoco en el de una China como exclusiva dueña de su hemisferio: la era Trump dejó su marca en las relaciones bilaterales entre las dos potencias rivales y las cartas están echadas pese al cambio de administración en Washington. El Pacífico será sin dudas el gran escenario de las disputas geoestratégicas del siglo actual: Japón vuelve a estar en el centro del tablero en esta nueva reconfiguración de piezas del poder global, y es probable que su flamante primer ministro siga el lineamiento de sus antecesores, priorizando las buenas relaciones con Occidente y haciendo frente al régimen chino tanto en la cuestión taiwanesa como en sus violaciones a los derechos humanos, aunque sin antes agotar los canales de diálogo. Tokio sin dudas tiene motivos para no tensar demasiado la cuerda: la posibilidad de un acuerdo comercial –ya ratificado por el parlamento japonés- entre su poderosa economía y la de sus vecinos de China y Corea del Sur. Los próximos meses serán cruciales para saber si las tensiones frenan estos acuerdos o el frágil equilibrio entre Tokio y Beijing se mantiene.

Quizá sea el momento oportuno para subrayar la relevancia que tiene la continuidad de las políticas que Shinzo Abe, que sin dudas se manifestará a través del próximo Primer Ministro, Fumio Kishida y del Señor Embajador Takahiro Nakamae, a quienes enviamos nuestros mejores deseos para que esta nueva etapa en Japón sea todo un éxito, así como las relaciones bilaterales con Argentina, que sin dudas continuarán por la senda del provechoso entendimiento que ya es una buena costumbre entre ambas naciones.

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Fernando León es Abogado por la UBA, especialista en Asuntos Públicos en Latinoamérica, analista de política internacional y nuevas tecnologías. Becario del Programa International Visito Leadership Programme y Presidente de la Fundación Diplomacia Ciudadana.

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Fernando León
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Etiquetas: , , , Last modified: 10 octubre, 2021
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