Mucho se habló sobre la experiencia de Renta Básica en Finlandia pero recién la semana pasada tuvimos el informe final que emitió Kela, la agencia de seguridad social finlandesa que fue quién llevó adelante la experiencia y los resultados son sumamente alentadores. Las conclusiones van en línea con otros experimentos de renta básica y confirman que hay una mejora significativa en el bienestar de los participantes y una reducción del stress. A su vez estaban más satisfechos con sus propias vidas y aumentó su confianza en las otras personas y en las instituciones públicas. Esto contradice muchas de las conclusiones apresuradas que el periodismo extrajo de la suspensión del experimento el año pasado. El experimento se llevó a cabo durante los años 2017 y 2018 y se suspendió después de la primera etapa. En efecto la idea original era extender el proceso a una segunda etapa en la que se incorporarían trabajadores independientes, autónomos y otros perfiles para evaluar en cada población objetivo cuál era el efecto, sin embargo la experiencia se suspendió. En ese momento muchos afirmaron que el experimento había fracasado, sin embargo hoy sabemos que no. En su momento el gobierno decidió hacer un ajuste fiscal y esa fue la única razón por la que suspendió la prueba.
Las conclusiones también afirman que dónde no se notaron grandes variaciones fue en la búsqueda de empleo, los beneficiarios apenas trabajaron seis días más que otras personas con subsidio clásico de desempleo es decir, si bien hubo una pequeña tendencia a trabajar más, esa tendencia no es significativa. Esto último no es tan importante ya que el trabajo asalariado no es el único trabajo que se ejerce en la sociedad: voluntariado, cuidados de personas, haber dedicado más tiempo al estudio u otras actividades productivas no fueron mensuradas en el estudio pero implicarían también variables positivas a considerar.
Las conclusiones van en línea con otros experimentos de renta básica y confirman que hay una mejora significativa en el bienestar de los participantes y una reducción del stress. A su vez estaban más satisfechos con sus propias vidas y aumentó su confianza en las otras personas y en las instituciones públicas.
El programa de Renta Básica en Finlandia tuvo un costo total de US$21,6 millones y consistió básicamente en entregarle a unas 2.000 personas desempleadas de entre 18 y 53 años – elegidas de forma aleatoria – que recibieron durante dos años un ingreso de US$605 al mes sin ningún tipo de contraprestación. Estas conclusiones positivas abren un importante respaldo a nivel mundial a este tipo de políticas públicas. Habrá que ver qué sucede de aquí en adelante ya que el mundo entero empieza a pensar en la renta básica universal como una forma de perfeccionar el estado de bienestar en el contexto de pandemia.
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