En estos días y a raíz del combativo discurso de Greta Thunberg en la ONU se ha puesto de moda hablar del síndrome de Asperger, un trastorno neurobiológico que sufre la activista sueca y que forma parte de los trastornos del espectro autista. Si bien fue identificado por Hans Asperger – de ahí su nombre – hace más de sesenta años fue recién en 1994 que la comunidad científica lo incorporó como un diagnóstico posible, en una primera instancia independiente y luego integrado a la variabilidad de trastornos del espectro autista. A raíz del discurso de Greta se disparó una gran polémica mundial que incluyó memes, burlas y bullying de todo tipo sobre la adolescente (Trump se burló de ella en Twitter) de gente que no comprende ciertamente su forma de ser. Es clave entender cómo funciona el cerebro de una persona con Asperger para comprender su seriedad al hablar, su poca sonrisa, su obsesión con la temática también entre otras cosas.
El desarrollo normal de una persona humana comprende cuatro aspectos fundamentales: la motricidad gruesa (aprender a caminar), la motricidad fina (poder manipular correctamente objetos pequeños), la comunicación (verbal y no verbal) y la interacción social. En el caso de los trastornos del espectro autista los aspectos afectados son los últimos dos. Son personas que tienen problemas en la adquisición o el uso del lenguaje y también problemas para vincularse con otras personas, imitarlas, aprender de ellas, etc.
Es clave entender cómo funciona el cerebro de una persona con Asperger para comprender su seriedad al hablar, su poca sonrisa, su obsesión con la temática también entre otras cosas.
Muchos de los aprendizajes que llevamos adelante los seres humanos se dan por imitación, de la misma forma nuestra comprensión del mundo se articula a través del lenguaje, que nos permite entender y dar sentido a las cosas que vivimos. La dificultad de ponerse en el lugar de otro o generar empatía hacia las otras personas, la de comprender la ironía o el doble sentido, o la de mirar a la cara a los interlocutores son algunas de las características que tienen quienes tienen el síndrome de Asperger. Al igual que con los trastornos del espectro autista la variabilidad entre similares diagnósticos es bastante grande y por eso se utiliza la palabra «espectro» para describirlos, la serie Atypical es un buen ejemplo de un chico adolescente con Asperger que buscar enamorarse.
Son personas que tienen problemas en la adquisición o el uso del lenguaje y también problemas para vincularse con otras personas, imitarlas, aprender de ellas, etc.
Por último lo que fundamentalmente diferencia el Síndrome de Asperger con el Autismo son básicamente dos cuestiones: por un lado en general no tienen tantos problemas adquiriendo el lenguaje – aunque sí con su funcionalidad y uso – y suelen tener una inteligencia normal o incluso superior a otras personas a diferencia del autismo que puede implicar algún grado de discapacidad intelectual.
Por último el término trastorno también ha estado en cuestionamiento en los últimos años. Un grupo de personas que lo tiene sugiere que lo de ellos no es un trastorno sino una condición específica que se enmarca en criterios de neurodiversidad. Es decir, no todos los cerebros tienen que funcionar igual y hay que aceptar como son a las personas cuya biología funciona de una forma diferente. Esto último ha dado lugar al TEActivismo que lucha por el reconocimiento de estos derechos.
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