Unos 125 personas de los 300.000 habitantes de Stockton, un pueblo del estado de California en Estados Unidos, que ganan menos del salario promedio reciben desde febrero de 2019 un extra de 500 dólares en su cuenta de banco. El alcalde Michael Tubbs ha decidido transformar su ciudad en la primera en hacer un experimento de renta básica universal en Estados Unidos – y la segunda en América del Norte – con una duración de un año y medio y con financiamiento privado (está ubicada a 130 kilómetros de Silicon Valley de dónde provienen los financistas). Stockton fue uno de los primeros municipios en declararse en bancarrota en el año 2012 antes de que lo hiciera Detroit, y la situación social no es la mejor por caso la media de los ingresos familiares están por debajo de la media estadounidense: 49.271 dólares frente a 57.617.
La mayor parte del dinero – un 40 por ciento – se gastó en alimentos, un 24% se gastó en otro tipo de artículos de supermercados, que casi el 12% en facturas de servicios públicos, un 9% en gastos relacionados con el automóvil, como arreglos o combustible, una parte menor se destinó a seguros, gastos médicos y entretenimiento.
El nombre oficial del programa es Demostración de Empoderamiento Económico de Stockton (Stockton Economic Empowerment Demonstration en inglés) y pretende evaluar de qué manera una renta básica fija puede modificar la vida de muchas personas. Los desalojos en el pueblo por caso, se dan por un promedio de entre 200 y 300 dólares por lo que esta renta está evitando que mucha gente pierda su vivienda. De hecho una de las premisas del alcalde Tubbs es precisamente que los pobres no son personas irresponsables sino que carecen de oportunidades, en el decir de Rutger Bregman – uno de los mayores teóricos de la renta básica a nivel mundial – «la pobreza es falta de dinero, no de carácter».
Si bien los resultados finales se presentará en diciembre del 2020 un primer informe preliminar indicó que entre otras cosas la mayor parte del dinero – un 40 por ciento – se gastó en alimentos, un 24% se gastó en otro tipo de artículos de supermercados, que casi el 12% en facturas de servicios públicos, un 9% en gastos relacionados con el automóvil, como arreglos o combustible, una parte menor se destinó a seguros, gastos médicos y entretenimiento. Respecto al perfil de los participantes el 43% tiene su empleo, un 20% tiene discapacidades y no tiene empleo, y un 11% cuida a niños o parientes mayores, apenas menos del 2% están desempleados. Hace un tiempo la fotógrafa canadiense Jessie Golem publicó una muestra llamada «Humans on the basic income» en dónde los participantes de un programa canadiense cuentan las razones por las que el breve experimento realizado en Ontario les mejoró significativamente la vida.
Es músico y escritor. Se me ha perdido una canción (2011), Mis canciones (2014) y Seré canción entonces… (2018) son sus tres discos. Ha publicado también la novela Una tumba sin nombre (2012) y el ensayo Renta Básica Universal: Por qué y cómo terminar para siempre con la pobreza. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad Austral, Argentina), Master en Acción Política y Participación Ciudadana (Universidad del Rey Juan Carlos, España) y Diplomado en Gestión Pública (Instituto Tecnológico de Monterrey, México). Es fundador, director y editor de la Revista Algoritmo.
- ¿Qué podemos hacer con la obesidad en Argentina? - 5 agosto, 2023
- Bürgergeld: Alemania aprueba renta básica ciudadana - 30 noviembre, 2022
- Renta Básica en Chicago: lanzan el plan más grande de USA - 8 marzo, 2022