Las armas letales autónomas representan sin dudas uno de los temas más dramáticos que estamos viviendo en términos de desarrollos y carrera armamentística. Muchos creen que es ciencia ficción o algo que está lejos, sin embargo la situación es mucho más compleja y dramática de lo que se cree. No mucha gente es consciente del hecho de que este tipo de desarrollos nos dejan a merced de robots que podrían tomar – a través de algortimos e inteligencia artificial – la decisión de eliminar vidas exclusivamente por voluntad propia. El 25 de septiembre del año pasado el secretario general de la ONU, António Guterres, declaró ante la Asamblea General: “Digámoslo como es. La perspectiva de máquinas con el criterio y el poder para acabar con vidas humanas es moralmente repugnante”.
Algunas de las razones de la necesidad de prohibirlas tiene que ver con el hecho de que podrían ser utilizadas también en situaciones que no tienen que ver con la guerra. Como es el caso de control de fronteras y vigilancia. A la vez estas podrían ser utilizadas para deshacer protestas y sostener regímenes autoritarios y totalitarios. Aun suponiendo que no implique una fuerza letal, podría de igual manera provocar muchas muertes. Otro gran peligro reside en que será posible nublar la responsabilidad por las acciones ilegales causadas por un arma autónoma. Esta brecha de responsabilidad complicaría el asegurar la justicia para las víctimas de las acciones.
En situaciones beligerantes, las armas letales autónomas tampoco tendrían el juicio necesario para evaluar la proporcionalidad de un ataque, distinguir civiles de soldados, y obedecer los principios básicos de las leyes de la guerra por lo que puede haber un corrimiento de la carga del conflicto hacía los civiles. A esta situación se suma que al reemplazar los soldados, personas con compasión, entrar en conflictos armados será mucho más fácil. Algunos de estos planteamientos los están llevando adelante cientos de organizaciones que han emprendido la campaña «Stop Killer Robots» con el objeto de frenar en los foros internacionales estos desarrollos e impulsar una regulación mundial de forma inminente.
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