Según un informe de la Organización Mundial de la Salud el 80 por ciento de los jóvenes entre 11 y 17 años no hace lo mínimo recomendado de actividad física diaria lo que, sumado a la mala alimentación, ha desatado una epidemia global de obesidad cuyas consecuencias representan el desafío más grande que tiene la salud pública en el corto plazo.
El informe es el estudio más amplio que existe sobre el tema y fue desarrollado por cuatro investigadoras y han estudiado la evolución entre el año 2001 y el 2016 de más de un millón y medio de jóvenes escolarizados y mensurados en unas 300 encuestas nacionales de 145 países diferentes. El país que presenta el mejor indicador es Bangladesh – con un 66 % de sedentarismo – gracias a su impulso del Criquet – y el peor es Corea del Sur con un 94,2 de sus jóvenes sedentarios.
La obesidad y el sobrepeso predisponen a las personas a sufrir enfermedades como la diabetes, el cáncer, enfermedades coronarios, hipertensión, dislipidemia, enfermedades de hígado, accidentes cerebrovasculares y apnea del sueño o problemas respiratorios. Todo esto sin referirnos a problemas de autoestima o psicológicos de diversa índole. Desde las políticas públicas de salud se los ve al sobrepeso y la obesidad como dos actores decisivos de las llamadas Enfermedades no Transmisibles que representan hoy el desafío más grande de los estados para poder aumentar la expectativa de vida.
El país que presenta el mejor indicador es Bangladesh – con un 66 % de sedentarismo – gracias a su impulso del Criquet – y el peor es Corea del Sur con un 94,2 de sus jóvenes sedentarios.
Las tablets, los teléfonos celulares y los juegos online podrían ser uno de los vectores que aumenten este riesgo, aunque no explican del todo la problemática, todos los especialistas coinciden en indicar la mala alimentación como uno de los responsables. Algunas de las medidas importantes para combatir la obesidad infantil y juvenil son: el etiquetado de alimentos y una correcta información nutricional, los impuestos a las bebidas azucaradas, el mejoramiento de la oferta alimenticia y nutricional de las escuelas, al regulación de la publicidad y programas de actividad física. Esto último es lo que propone el informe, es decir, aumentar y mejorar los programas de deporte en las escuelas promoviendo la actividad física, las competencias y el desarrollo de capacidades deportivas para contrarrestar el estilo de vida sedentario.
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