Hace un tiempo que se ha desatado en el ámbito del deporte una discusión acerca de la participación de atletas transgénero en la categoría femenina. Si bien hay miradas científicas encontradas y sumamente variables, en los últimos años pareciera imponerse en los organismos que regulan el deporte el enofque hormonal para definir la ubicuidad aunque esto no ha estado exento de polémicas acerca de la discriminación y lo sesgado del criterio. Hace unos días la multicampeona Martina Navratilova – reconocida activista gay – puso el grito en el cielo quejándose de la participación de algunas deportistas transgénero aunque aclaró que no se refería a Caster Semenya, una deportista nacida mujer pero que padece hiperandrogenia, una anomalía hormonal que la asemeja en algunas características físicas con un hombre porque tiene una vagina sin útero ni ovarios y testículos sin descender, y el triple dosis de testosterona que otras mujeres.
El caso de Semenya es sumamente importante. En el año 2009 la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo exigió que se someta a análisis y pruebas a partir de su triunfo en los 800 metros y las quejas de otras deportistas por rumores acerca de su condición de hermafrodita. El organismo conformó un grupo multidisciplinario conformado por un endocrinólogo, un ginecólogo, un experto en medicina interna, un experto en género y un psicólogo. Casi un año después este grupo concluyó que no veía objeciones al hecho de que Semenya – nacida mujer – compitiera en esa categoría.
Caster Semenya, una deportista nacida mujer pero que padece hiperandrogenia, una anomalía hormonal que la asemeja en algunas características físicas con un hombre porque tiene una vagina sin útero ni ovarios y testículos sin descender, y el triple dosis de testosterona que otras mujeres.
Sin embargo ha habido cambios en el año 2010 en el que el organismo decidió utilizar las mediciones de testosterona para evaluar las posibilidades de competir de las atletas transgénero.La anterior regla del 2003 prohibía la participación de todo atleta que no se hubiera sometido a una operación de cambio de sexo y a dos años de tratamiento hormonal. En febrero de este año el tribunal de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo ratificó esta política declarando que si Semenya quiere participar de competiciones femeninas tiene que someterse a un tratamiento que disminuya su nivel de testosterona a los dispuestos por el organismo. La discusión pareciera recién comenzar, algunos científicos afirman que la ventaja que los niveles de testosterona pueden dar son limitados.
En febrero de este año el tribunal de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo ratificó esta política declarando que si Semenya quiere participar de competiciones femeninas tiene que someterse a un tratamiento que disminuya su nivel de testosterona a los dispuestos por el organismo.
Hay muchos otros casos que incluyen atletas transgénero – que a diferencia de Semenya nacieron como hombres – y que siguen aumentando el nivel de polémica. La atleta transgénero neocelandesa Lauren Hubbard ganó por más de 19 kilos de ventaja de la segunda participante en las competencias de pesas en las que participó. Fallon Fox, una boxeadora derrotó a su rival en apenas dos minutos del primer round y recibió la queja de ella al sentir que era imposible competir en igualdad de condiciones.Las medallas de plata y bronce de la competencia de 800 metros de las Olimpíadas de Río Francine Niyonsaba (Burundi) y Margaret Wambui (Kenia) han tenido que contestar también acerca de sus niveles de testosterona. En definitiva la discusión recién empieza, los abogados de Semenya han declarado que ella: «Pide ser respetada y tratada como las otras atletas. Su don genético se debe celebrar, no hacerlo un objeto de discriminación».
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