Las relaciones personales, económicas, de información, sociales, etc. requieren de una certificación para ser viables. Siempre hay un tercero que certifica identidades y que nos dice que somos quiénes somos, que lo que comerciamos tiene valor, qué valor tiene, que vamos a cumplir aquello que prometemos, etc., etc. Esa certificación la hacen los estados, los bancos, los escribanos, los abogados, entre otros y blockchain viene a romper con todo eso. Si todo está online, el sistema de certificación también tiene que estarlo y la verdad es aquella información que compartimos y tenemos todos.
Hay tres tipos de cadenas de bloques: privadas, públicas e híbridas. Los ejemplos más conocidos de las públicas son los bitcoin o criptomonedas como etherium, las privadas sólo son accesibles en circuitos cerrados y sólo accesibles por autorización de sus propietarios.
Básicamente la tecnología blockchain consiste en una base de datos que se distribuye entre varios participantes. Hay un libro de registro inmutable – que registra toda la historia de transacciones de algo de forma inmodificable – repartido en varios nodos o participantes que son computadoras más o menos potentes interconectadas entre sí – que dialogan con un protocolo específico – sin una computadora principal que las coordine o articule. Esta base de datos distribuída (en el que cada computadora tiene la misma información y certifica) se comunica con mensajes llamados «tokens» que viajan encriptados. Un token no es más que una representación inmodificable de la información que ya existe en la red, compartida en múltiples bases de datos. Esa información puede ser variada: un valor, una obligación, el alquiler de un departamento, la historia clínica de alguien, etc. Al viajar encriptada es impenetrable y absolutamente segura. Las transferencias de estos «tokens» se hace en partes, por bloques, cada bloque está enlazado al anterior, de ahí su nombre «cadena de bloques».
Las relaciones personales, económicas, de información, sociales, etc. requieren de una certificación para ser viables. Siempre hay un tercero que certifica identidades y que nos dice que somos quiénes somos, que lo que comerciamos tiene valor, qué valor tiene, que vamos a cumplir aquello que prometemos, etc., etc. Esa certificación la hacen los estados, los bancos, los escribanos, los abogados, entre otros y blockchain viene a romper con todo eso.
Básicamente el blockchain es una herramienta excelente para transferir información de forma segura y confiable. Cuenta en sus mismo origen con la certificación de veracidad y con la encriptación que hace que una información sólo pueda ser usada para la función que fue desarrollada por el que la originó. La aplicación más popular de esta tecnología es el bitcoin, pero no necesariamente la más importante o la más consistente hacia el futuro. El blockchain va a ser utilizado en muchísimas actividades humanas y va a modificar sustancialmente la forma a través de las cuáles se hacen las cosas.
Básicamente la tecnología blockchain consiste en una base de datos que se distribuye entre varios participantes. Hay un libro de registro inmutable – que registra toda la historia de transacciones de algo de forma inmodificable – repartido en varios nodos o participantes que son computadoras más o menos potentes interconectadas entre sí – que dialogan con un protocolo específico – sin una computadora principal que las coordine o articule.
Algunas de las instituciones que podrían perder su razón de ser: los bancos centrales, las escribanías, las empresas de seguros, los estudios de abogados (el blockchain permite contratos mucho más certeros y seguros), los medios de comunicación, los estados nacionales…. Hay quiénes afirman que lo más revolucionario de esta tecnología es que erosionará el corazón de la modernidad: el estado nación. Funciones o atribuciones como la certificación de identidad, el registro para el desarrollo de una actividad, el desarrollo de las elecciones, la moneda emitida o cualquier otra función que hasta ahora certificaban los estados nacionales será mucho mejor si esa función de certificación se diese bajo la tecnología del blockchain que a través de la ruta de la burocracia de los sellos y certificados del «estado nación» de la modernidad. Por supuesto que esta tecnología no puede ser controlada por ningún estado nación y aquí está el hecho más importante que representa. Como sea, hasta Jack Ma, CEO de Alibaba ha afirmado que Blockchain cambiará el mundo. La discusión que propone es de las más importantes que estamos teniendo en estos momentos, no pareciera la dirigencia política mundial estar tomando dimensión de las implicancias de esto para el mismo ejercicio del poder.
Es músico y escritor. Se me ha perdido una canción (2011), Mis canciones (2014) y Seré canción entonces… (2018) son sus tres discos. Ha publicado también la novela Una tumba sin nombre (2012) y el ensayo Renta Básica Universal: Por qué y cómo terminar para siempre con la pobreza. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad Austral, Argentina), Master en Acción Política y Participación Ciudadana (Universidad del Rey Juan Carlos, España) y Diplomado en Gestión Pública (Instituto Tecnológico de Monterrey, México). Es fundador, director y editor de la Revista Algoritmo.
- ¿Qué podemos hacer con la obesidad en Argentina? - 5 agosto, 2023
- Bürgergeld: Alemania aprueba renta básica ciudadana - 30 noviembre, 2022
- Renta Básica en Chicago: lanzan el plan más grande de USA - 8 marzo, 2022
