A partir de ahora ha entrado en vigencia una nueva regulación en la que China impone reconocimiento facial para comprar teléfonos. Ya no sólo obliga a los compradores de celulares a identificarse con su documento de identidad sino también a sacarse fotos y escanear su rostro en la búsqueda de que coincida con su documento de identidad físico. El país oriental lidera ampliamente los usos y el desarrollo de esta tecnología. Su uso para pagar por ejemplo se ha extendido mucho en el último tiempo, en el mismo sentido crece el uso policial. El uso de lasers en las manifestaciones de Hong Kong eran una forma de evitar precisamente eso, incluso escapar de los anteojos que muchos oficiales ya utilizan en la calle y que permiten esta identificación.
Esa acumulación de información y la inteligencia artificial es la puerta a través de la que el Partido Comunista Chino pareciera estar pensando en la construcción de una «sociedad perfecta» en el corto plazo.
Hace tiempo que venimos hablando del enorme desarrollo que China está llevando adelante en materia de reconocimiento facial y los posibles impactos que esto tiene en la vida cotidiana, sobretodo en el uso del sistema de crédito social. A principios de año se hizo público que China desplegó un sistema de reconocimiento facial para vigilar a su población en el área de Xinjian en la que monitoreaba los movimientos de unas 2,5 millones de personas a través de una combinación de tecnología de reconocimiento facial y GPS. El sistema monitoreaba 6,7 millones de coordenadas y ubicaciones cada 24 horas.
El hecho de que China impone reconocimiento facial para comprar teléfonos es otra confirmación más de que su intención es erradicar el anonimato de la web – la mayoría de los chinos navegan a través de sus teléfonos – y de tener un control en tiempo real de todos los movimientos físicos y virtuales de sus habitantes. Esa acumulación de información y la inteligencia artificial es la puerta a través de la que el Partido Comunista Chino pareciera estar pensando en la construcción de una «sociedad perfecta» en el corto plazo.
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