El Ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, Hiroshige Seko ha anunciado su deseo de recaudar 4500 millones de yenes – poco más de 40 millones de dólares – para financiar un proyecto público privado en el que participarán unas veinte compañías entre las que destacan Toyota y la empresa aeronáutica Boeing, la fabricación e implementación de autos voladores para dentro de cinco años de forma de descomprimir el tránsito, mejorar la conectividad con zonas isleñas o de complejo acceso y cambiar la forma de transporte de millones de japoneses.
Los fondos de 5 millones de dólares con los que ha comenzado el proyecto serán destinados a resolver algunos de los mayores obstáculos, fundamentalmente la necesidad de contar con poderosas baterías de alto rendimiento y almacenamiento, motores potentes y otro tipo de repuestos y partes ultra livianas que permitan hacer esta tecnología eficiente y accesible.
El prototipo central de la estrategia japonés es el SkyDrive en el que trabajan unos 400 trabajadores. Su tamaño es de unos 360 centímetros de longitud, 310 de ancho y 110 de altura, estas medidas le permiten despegar desde casi cualquier espacio ya que lo hace en forma vertical, como un helicóptero. Su peso alcanza los 400 kilos y puede llevar dos personas. La velocidad que puede alcanzar llega hasta los 100 kilómetros por hora y se eleva unos 150 metros del suelo, lo que sería suficiente para abrir un paracaídas en caso de emergencia.
El prototipo central de la estrategia japonés es el SkyDrive en el que trabajan unos 400 trabajadores.
«La idea detrás del coche volador es que podemos obtener un precio más razonable que el de un helicóptero o un avión. Además, es más fácil de pilotar», ha dicho el CEO de la compañía. En el video promocional de la empresa se puede ver en un corto futurista a un ejecutivo que llega en diez minutos a una reunión de trabajo en plena ciudad desde su paradisíaca e inaccesible vivienda en una isla.
El valor del vehículo aún parece inaccesible para el público común, se calcula que valdrá unos 400.000 euros. En ese sentido se lo piensa en una primera etapa como un servicio público. El proyecto incluso se propone la posibilidad de que en los próximos juegos olímpicos de 2020 pueda haber alguno operando como una especie de taxi volador para fascinar al mundo, hace poco te contamos que entre los preparativos y por cuestiones de seguridad el gobierno está hackeando los dispositivos de sus ciudadanos. Sin dudas, los japoneses quieren que el 2020 sea el año en el que el mundo entero se fascine con ellos.
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