El mundo comienza a experimentar la explosión de las criptomonedas y los reguladores tuvieron cambios abruptos de opinión en muy poco tiempo: al principio ignoraron la cuestión, luego manifestaron temor y ahora, que el asunto parece irremediable, incertidumbre. El Banco de Pagos Internacionales – la entidad conocida como el Banco de los Bancos Centrales – pasó de demonizar la tecnología a imaginar un futuro con diferentes blockchains interconectadas. Christine Legarde – Presidenta del Banco Central Europeo – pasó de demonizar el Bitcoin a impulsar el Euro Digital en pocos meses. Como siempre sucede con la innovación la primera reacción es el miedo y luego vienen los interrogantes. La innovación es la tierra de la incertidumbre, y es hora de que los argentinos empecemos a hacernos algunas preguntas referidas a una criptomoneda argentina. Esta semana el Presidente del Banco Central argentino abrió una puerta de conversación y el Presidente de la Nación propuso empezar a debatir el tema.
No es mi intención hacer una nota explicando las múltiples diferencias que existen en materia de dinero digital, Existen diferentes tipos de tecnologías detrás y múltiples tipo de alcances, pero me gustaría enfocarme en la tecnología blockchain para el diseño de monedas digitales. Al fin y al cabo, la virtud de las criptomonedas no es su anárquico funcionamiento ni el riesgo creciente de estafas en torno a ellas, sino la solidez de una tecnología de diseño muy poderosa y eficiente, tremendamente segura y cuyas potencialidades son infinitas.
La mayoría de los países desarrollados ya están trabajando en diferentes instancias en el desarrollo de una moneda digital nacional. China y Bahamas llevan la delantera, pero no son los únicos. No es difícil imaginar que vamos hacia un mundo multi monetario en dónde nuestros intercambios – gracias al aporte del vector tecnológico- son automáticos; en múltiples monedas y activos digitales desde nuestras billeteras que interconectan las diferentes opciones de ahorro, pago y valor que están surgiendo en todo el mundo.
El mundo avanza en el diseño y la experimentación con monedas digitales. Lamentablemente cuando se habla de criptomonedas se hace referencia a aquellas más populares como Bitcoin, Ethereum o Dodgecoin muchas de ellas experimentales y que me parece justo denominar como «Criptomonedas de 1ra generación». Lo que probablemente suceda con la experimentación de estados y corporaciones es que vayamos a criptomonedas de segunda generación con respaldos y diseños novedosos. La Argentina se encuentra profundamente retrasada en este camino junto con algunos pocos países latinoamericanos y los países africanos. Paradójicamente somos tal vez el país que más podría aprovechar esta tecnología, el país que atraviesa desde hace décadas un problema irresoluble con su propia moneda. ¿Qué virtudes tiene la tecnología de diseño de monedas para aportar a nuestro país?
Lo que probablemente suceda con la experimentación de estados y corporaciones es que vayamos a criptomonedas de segunda generación con respaldos y diseños novedosos. La Argentina se encuentra profundamente retrasada en este camino junto con algunos pocos países latinoamericanos y los países africanos.
Algunas de las herramientas que estas monedas podrían tener en su diseño incluyen la posibilidad de predecir niveles de emisión, la capacidad de administrar cantidades (tanto de más como de menos), de otorgar recompensas a quiénes ahorren en esas monedas, proponer una fiscalidad diferenciada por usuario, automatizar la recaudación fiscal transaccional y no transaccional y hasta decidir o eliminar los niveles de inflación de forma predecible. Herramientas como el Staking, Halving o Farming entre otras pueden ser muy útiles a la hora de dictar la política monetaria. Sin dudas para Argentina esta tecnología representa una enorme oportunidad, tal vez la que estamos necesitando para poder ingresar sin miedo al siglo XXI. Hace unos días la fintech Ualá se transformó en el décimo unicornio tecnológico argentino, el tercero vinculado al sector fintech junto a Mercado Libre (MercadoPago) y Bitfarms, dedicada a brindar servicios de criptominería. Quizás es hora de comprender la oportunidad que el país tiene de liderar la revolución de servicios financieros en la región, una criptomoneda nacional puede ayudarnos también con eso.
Es músico y escritor. Se me ha perdido una canción (2011), Mis canciones (2014) y Seré canción entonces… (2018) son sus tres discos. Ha publicado también la novela Una tumba sin nombre (2012) y el ensayo Renta Básica Universal: Por qué y cómo terminar para siempre con la pobreza. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad Austral, Argentina), Master en Acción Política y Participación Ciudadana (Universidad del Rey Juan Carlos, España) y Diplomado en Gestión Pública (Instituto Tecnológico de Monterrey, México). Es fundador, director y editor de la Revista Algoritmo.
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