Pasó menos de una semana desde que Boris Johnson, el excéntrico primer ministro al explicar la estrategia del Reino Unido sobre COVID 19 afirmara que: «tenemos que aplastar el sombrero» admitiendo que lo importante sería frenar la curva de contagios para poder inmunizar a la población en lugar de implementar medidas fuertes de aislamiento social a esta nueva estrategia que se suma a lo que otros países estaban haciendo en la materia. Según los expertos de salud hace unos días la estrategia de «inmunización colectiva» era la única indicada para enfrentar ese flagelo. La idea era que el 60 por ciento de la población se infecte de forma de inmunizarlo, aunque en el camino mueran determinada cantidad de personas. Un estudio del Imperial College de Londres después de la conferencia de prensa de Johnson arrojó un estremecedor informe según el cual si el país proseguía con esa estrategia los muertos podrían alcanzar el medio millón de personas. Con suerte, aplicando nuevas directivas los muertos podrían llegar a unos 250.000.
Ya casi nadie discute la necesidad de frenar el volumen de contagios de forma de no saturar los sistemas de salud. El nivel y la capacidad de propagarse del virus es muy impresionante y al curva exponencial es preocupante. Si bien es cierto que sólo el 20 por ciento de todos los casos requiere cuidados especiales ese porcentaje es muy alto si involucra un porcentaje importante de cualquier población, aún aunque sólo el 5 por ciento de los infectados requiera de terapia intensiva ningún país del mundo cuenta con suficientes respiradores en una emergencia sanitaria como la que este virus está generando.
Un estudio del Imperial College de Londres después de la conferencia de prensa de Johnson arrojó un estremecedor informe según el cual si el país proseguía con esa estrategia los muertos podrían alcanzar el medio millón de personas
Está claro el fracaso de la la estrategia del Reino Unido sobre COVID 19 aunque todavía no está claro que la estrategia del resto de los países europeos funcione. La diferencia entre la implementación de esas medidas en China o Corea del Sur choca contra las diferentes garantías y las costumbres de los países de occidente. Por otro lado algunos presumen que ha llegado tarde la reacción aunque en pocos días sabremos si
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