En septiembre del año pasado se conoció un informe del economista Jim O´Neill para el gobierno británico que advertía que en el 2050 las superbacterias se transformarán en la principal causa de muerte del mundo superando al cáncer o a las enfermedades pulmonares y cardíacas, unos 10 millones de personas van a morir según este informe en todo el mundo cada año a causa de esta nueva amenaza para la humanidad.
En el año 2014 un grupo de científicos ingleses de la Universidad de Warwick descubrió en el río Some, en Coventry, que en la zona del alcantarillado se producían diversas mutaciones que hacían que nuevas bacterias surgieran y que esas bacterias eran más poderosas e inmunes a los antibióticos tradicionales que usábamos los humanos. «Estamos al borde de un Armagedón. Los antibióticos podrían simplemente dejar de hacer efecto», advirtió en ese momento Elizabeth Welllington, directora de investigación de aquel estudio. Algunas de las causas de las mutaciones tienen que ver con el mal uso y administración que hacemos de los antibióticos, no terminar los tratamientos correspondientes, la manipulación insalubre de los alimentos y situaciones ambientales irregulares ante la falta de cloacas de un importante sector de las poblaciones del tercer mundo.
En el 2050 las superbacterias se transformarán en la principal causa de muerte del mundo superando al cáncer o a las enfermedades pulmonares y cardíacas, unos 10 millones de personas van a morir según este informe en todo el mundo cada año a causa de esta nueva amenaza para la humanidad.
El año pasado la Dra. Marie-Paule Kieny, Subdirectora General de la Organización Mundial de la Salud para Sistemas de Salud e Innovación declaró que: «La resistencia a los antibióticos va en aumento y estamos agotando muy deprisa las opciones terapéuticas. Si dejamos el problema a merced de las fuerzas de mercado exclusivamente, los nuevos antibióticos que con mayor urgencia necesitamos no estarán listos a tiempo». En ese reporte detalló una lista de bacterias para las que necesitamos antibióticos categorizándolas en tres grupos: Crítica, Elevada y Media.
En Argentina, sólo en la ciudad de Buenos Aires mueren unas 40 personas por cada 10.000 habitantes a causa de las superbacterias. En Estados Unidos el número oscila entre unas 22 y 70 mil personas mueren al año a causa de la resistencia a los antibióticos y en Europa la cifra podría acercarse a los 40.000 personas por año. La buena noticia se ha dado esta semana en China: un grupo de científicos de la Universidad de Chongqing afirma haber redescubierto el potencial de la molécula Albomicina δ2 que resultaría 16 veces más poderoso que un antibiótico tradicional. Este antibiótico en realidad fue un descubrimiento ruso y se utiliza desde la década del 50 en la Unión Soviética para tratar neumonías y sarampión entre otras patologías. Por sus características de acción esto abre una nueva esperanza en el tratamiento de las nuevas bacterias resistentes a los antibióticos tradicionales.
La Dra. Marie-Paule Kieny, Subdirectora General de la OMS para Sistemas de Salud e Innovación declaró que: «La resistencia a los antibióticos va en aumento y estamos agotando muy deprisa las opciones terapéuticas. Si dejamos el problema a merced de las fuerzas de mercado exclusivamente, los nuevos antibióticos que con mayor urgencia necesitamos no estarán listos a tiempo»
El proceso de adaptación de las bacterias a los antibióticos resulta natural para muchos investigadores, es normal que evolucionen y se adapten a sobrevivir, el desafío de la humanidad es seguir investigando para encontrar nuevas respuestas a medida que esas mutaciones se producen. Recordemos que el descubrimiento y el uso masivo de los antibióticos representó un salto significativo de la esperanza de vida de unos 30 años en el siglo XX. Hay quiénes predicen que la humanidad estaría cerca de tener otro salto significativo a partir de las recientes revoluciones que estamos viviendo en el área de la salud y que incluyen entre otras novedades el uso de algoritmos, los microrobots y la impresión 4d, el desarrollo de órganos en laboratorios y las nuevas terapias de lucha contra el cáncer.
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