El 76 por ciento de los alimentos que consumimos depende de la polinización que realizan las abejas, es decir el proceso natural a través del cual se fecundan las flores y eso permite que haya semillas y frutos. El 84 por ciento de las especies vegetales también dependen de esto cuya responsabilidad es de las abejas – aunque también pueden participar en menor medida mariposas y abejorros -. Sólo en Europa, según la FAO el 84% de las 264 especies de cultivo habitual depende de la polinización intermediada por animales, y 4.000 variedades vegetales existen gracias a la polinización llevada a cabo por las abejas. La situación precisamente por esto es preocupante. Según la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas están desapareciendo en un 40 por ciento las abejas de Europa. Otros estudios de Bruselas afirman que casi el 10 por ciento de ellas se encuentra en grave peligro de extinción y con ellas gran parte de la biodiversidad del mundo. El valor económico de la labor de polinización alcanza unos 265.000 millones de euros anuales a nivel mundial.
Entre las razones de este fenómeno se destacan: la pérdida y deterioro de hábitats naturales, el desarrollo urbano, las actuales prácticas de la agricultura y los monocultivos, el uso de plaguicidas, parásitos y enfermedades propias de la especie y fundamentalmente los efectos del cambio climático. Los apicultores de Europa, Estados Unidos y China han reportado muertes inexplicables que han hecho bajar sus producciones entre un 20 y un 40 por ciento según el caso. En el año 2013 Bruselas prohibió el uso de el imidacloprid y la clotianidina, de Bayer, y el tiametoxam, de Syngenta por su efecto nocivo sobre la población de abejas.
Sólo en Europa, según la FAO el 84% de las 264 especies de cultivo habitual depende de la polinización intermediada por animales, y 4.000 variedades vegetales existen gracias a la polinización llevada a cabo por las abejas. La situación precisamente por esto es preocupante.
Hace algunas semanas contábamos como la ciudad de Ultrech plantó flores en las paradas de autobús a fin de generar un ecosistema para que puedan vivir las abejas. Algunas otras propuestas en el corto plazo incluyen la prohibición del uso de algunos plaguicidas y herbicidas que estarían afectando su reproducción y la adopción de un modelo de producción agropecuario más ecológico, que promueva la diversidad de los cultivos y el cuidado del medio ambiente, por ejemplo con la exigencia de incorporar entornos florales a los campos de producción. Otro de los grandes cuestionamientos al respecto es cómo aumentar los fondos de la Política Agropecuaria Común (PAC) destinados a la Apicultura que hoy representan apenas el 0,0003% de las ayudas totales.
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