La tecnología avanza a pasos agigantados en materia de salud y de inclusión. Si bien otras veces hemos hablado de los robots para asistir personas que tienen necesidades especiales. La novedad más poderosa son los exoesqueletos que permiten a personas con problemas de mobilidad volver a caminar y ponerse de pie. Un exoesqueleto es una estructura externa que algunos organismos, como los insectos y crustáceos, utilizan para proporcionar soporte y protección a sus cuerpos.
En el contexto de la tecnología, los exoesqueletos son dispositivos mecánicos que se utilizan para ayudar a las personas a moverse y realizar tareas físicas. Estos dispositivos están diseñados para imitar la estructura y función de un exoesqueleto natural y se componen de una serie de piezas rígidas conectadas por juntas móviles. Los exoesqueletos también pueden estar equipados con motores y sensores que detectan el movimiento y la posición del usuario, lo que les permite moverse en sincronía con el cuerpo humano.
Un exoesqueleto es una estructura externa que algunos organismos, como los insectos y crustáceos, utilizan para proporcionar soporte y protección a sus cuerpos.
El usuario se coloca dentro del exoesqueleto y se ajusta a su tamaño y forma. Luego, el dispositivo es controlado por el usuario a través de una interfaz de usuario, como un joystick o un conjunto de sensores de movimiento que detectan los movimientos del cuerpo del usuario. A medida que el usuario se mueve, el exoesqueleto imita los movimientos, proporcionando soporte adicional y permitiendo al usuario realizar tareas físicas que de otra manera serían demasiado difíciles o imposibles de realizar.
Hace un tiempo se viralizó un video en el que un padre francés desarrollaba un exoesqueleto para su hijo.
Si bien no existen números de personas con discapacidad motriz a nivel mundial (la OMS sostiene que un 16 por ciento de personas en todo el mundo sufren algún tipo de discapacidad) si sabemos que en Estados Unidos según la Encuesta Nacional de Discapacidades de 2020 (National Health Interview Survey, NHIS) realizada por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Estados Unidos, aproximadamente el 6,1% de la población no institucionalizada (es decir, personas que no residen en instituciones como hogares de ancianos o centros de atención médica a largo plazo) reportó tener discapacidad motriz. Esto equivale a alrededor de 20,8 millones de personas en los Estados Unidos.
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