La historia sugiere que el Kale es originario de Asia, consumido por griegos y romanos aunque se instaló definitivamente en Europa a partir de la Edad Media. Sin embargo no fue hasta que la cocina norteamericana y la ciencia revelará sus beneficios que se empezó a poner de moda hace unos 15 años. Hoy es tal vez la hoja verde más valorada de la cocina occidental aunque no sea una hoja verde. El Kale es una crucífera, como el colifor, los repollitos de bruselas o el brócoli y al igual que estas su alto contenido de compuestos sulfurados lo vuelven un excelente elemento para prevenir al cáncer. Además es rico en minerales – calcio, hierro y potasio -, tiene altas cantidades de vitaminas A, C y K y un importante contenido de fibra esto último le ha valido la categoría – un tanto marketinera – de superalimento.
Lo ideal es comer al Kale en ensaladas ya que es muy bajo en calorías, apenas 33 por porción. Se recomienda dejarla ablandar un poco con limón o vinagre y cortarla pequeña por su característica fibrosa, aunque esa característica también da un poco de textura y crocante a cualquier ensalada. También se usa en sandwichs para reemplazar la lechuga. En licuados para incorporar sus nutrientes combinada con ácidos, yogur o frutas – va muy bien con el Kiwi. Por último hay quiénes lo cuecen suave al vapor – no mucho para conservar sus nutrientes – o directamente en forma de chip crocante con un poco de aceite al horno, esta última opción pareciera la mejor para que lo incorporen los niños.
La historia sugiere que el Kale es originario de Asia, consumido por griegos y romanos aunque se instaló definitivamente en Europa a partir de la Edad Media. Sin embargo no fue hasta que la cocina norteamericana y la ciencia revelará sus beneficios que se empezó a poner de moda hace unos 15 años.
Por fortuna cada vez es más fácil conseguirla y ya está llegando a los supermercados a precios relativamente accesibles. Lo ideal es que no esté amarilla sino bien verde y retirarle los tallos para comerla. Para guardarla lo recomendado es en una bolsa plástica con respiración, no lavarla hasta el uso y dejarla en el lugar más bajo de la heladera.
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