Un año atrás en el Crypto Challenge Forum (CCFórum) en Londres, N. Roubini, C. Wright, B. Pierce, B. Lee y T. Vays debatieron sobre el dinero, sus características y funciones, las finanzas tradicionales o centralizadas (CeFi) y las finanzas descentralizadas (DeFi) en un acaloradísimo panel llamado “El sistema financiero centralizado global: ¿cuáles son los defectos y desafíos y cuáles son las posibles soluciones?”. El antagonismo sirvió para confrontar al sistema financiero tradicional con un nuevo contendiente que grita cada vez más enérgico el kwan de Rod Tidwell ¡Muéstrame el dinero!
Las finanzas centralizadas (CeFi) o el sistema financiero actual se caracteriza, entre otros factores, por depender de un gobierno central, regulado, maduro, con alta liquidez, lento y seguro. Es simbólicamente un transatlántico. Tiene su razón de ser (simplísimamente hablando) en el cobro de impuestos y el control con políticas monetarias que incentiven al gasto o al ahorro. Para lograr esto los gobiernos necesitan saber cuánto ganan y gastan los ciudadanos para regular los intercambios, así evitar fraudes, estafas, evasión de impuestos, etc. Las personas depositan su confianza en el capitán del gobierno de turno. Debido a esto, no existe una privacidad financiera real. Se terceriza la gestión de las finanzas personales en una entidad (ej: banco). Como sabemos, esta gestión, no siempre es favorable para la gente común quienes numerosas veces pierden “contra el sistema”. Al igual que en un restaurante, lo que acontece en la cocina del banco es un misterio para el comensal quien paga por un servicio, un menú de opciones y un bocadillo.
Por otro lado, las finanzas descentralizadas (DeFi) ofrecen algunos de los mecanismos tradicionales (préstamos, ahorro, seguros, etc.) sin necesidad de usar el sistema bancario. Por ejemplo, Bitcoin es un sistema monetario que opera fuera del sistema financiero tradicional. Volviendo a la metáfora gastronómica, aquí la comida se cocina en casa, los ingredientes son de elección propia y el proceso es a ritmo del chef, quizás viendo un tutorial de YouTube. Las criptomonedas desafían el sistema actual de control dándole a la gente común la posibilidad de elegir qué priorizar cuando las eligen: costo, tasa de cambio, seguridad, transparencia, privacidad, velocidad, etc. y desafían al poder asociado a ese control al ofrecer una nueva forma de almacenar valor. Este punto es esencial. El dinero cumple las funciones de (1) medida de valor: subjetivo y escaso; (2) medio de acumulación o atesoramiento. Reserva de valor; (3) medio de cambio (pago) transportable. Las criptomonedas aún no cumplen con las tres funciones, pero, la tendencia pareciera indicar que falta menos para que eso suceda.
Alegóricamente, cada persona es el capitán de su propia barca y amo de su destino individual. ¿Es posible pensar que cambiará el sistema económico y financiero actual? Volviendo a la pregunta del acalorado panel ¿qué partes de ese sistema están rotas y pueden repararse y cuáles tienen que reemplazarse por nuevas? ¿Podrá la tecnología 2.0 ayudar a solucionar los problemas de la Economía 1.0?
Las criptomonedas desafían el sistema actual de control dándole a la gente común la posibilidad de elegir qué priorizar cuando las eligen: costo, tasa de cambio, seguridad, transparencia, privacidad, velocidad, etc. y desafían al poder asociado a ese control al ofrecer una nueva forma de almacenar valor.
Por último, pero no por eso menos interesante ¿es posible que de ahí venga una solución para la Renta Básica Universal (UBI)? Estas y otras preguntas son personajes en busca de autor. No hay todavía respuestas definitivas, pero van apareciendo algunas probables. Alerta de spoiler: los bancos no desaparecerán (al menos no todos), el sistema no cambiará en una noche y las fintech no solucionarán los problemas universales. Lo que ya pasó y es innegable es que el ecosistema financiero se expandió con un “nuevo animal”. Resistirse o negarlo implicará sufrimiento. Como a Kodak, Blockbuster, los hoteles o los taxistas, le ha llegado la hora de adaptarse al sistema financiero tradicional.
RE IMAGINANDO EL SISTEMA FINANCIERO
Pensemos que tiene que ser posible un sistema más eficiente que ofrezca un valor real a las personas y donde la distribución sea más justa. Blockchain y otras tecnologías (inteligencia artificial, machine learning, big data, etc.) facilitarían esa posibilidad. No se necesitarán intermediarios y el valor podría compartirse instantáneamente y casi sin costos. Esto ayudaría al mantra de “bancarizar a los no bancarizados”, para proporcionar acceso al capital para los 1.700 millones de personas de todo el mundo que permanecen excluidas del sistema financiero mundial. Pero solo el acceso no es suficiente.
Es tan o más importante la distribución y/o redistribución de ese valor real. ¿Y qué “engendro” aparecería si se combinaran esas tecnologías? ¿Cómo sería y funcionaría? ¿qué mundo nos descubriría? No lo sabemos aún. Pero ya hay intentos. Uno de ellos es la plataforma llamada Anatha (todavía en desarrollo) que tiene como misión crear un ecosistema de finanzas descentralizadas en el que las recompensas generadas se devuelven a los participantes de la red, proporcionando así una Renta Básica Universal regenerativa. Es un intento inaugural de combinación de tecnologías existentes de manera novedosa. Ofrece la posibilidad de tener una identidad, token, billetera, red y tesorería. Los token se utilizan para comprar una @identidad (y se renuevan anualmente) y ese valor se coloca en la tesorería para su distribución. Los usuarios de la billetera usan esa @identidad y la red para administrar sus activos digitales. Cada transacción realizada en la red conlleva una tarifa muy pequeña, ese valor se coloca en la tesorería para su distribución. Cada año, la oferta de token aumenta en un 1% y lo hace sobre una base compuesta diaria: la mitad de esa inflación va a la tesorería para su distribución. Cada contenido generado, mensaje compartido y data será propiedad de cada @identidad, y ellos podrán negociar quién compra o vende esa información (empresas, publicidad, medios, etc.). Se crearía así una Economía de la Información en ese micro ecosistema de finanzas descentralizadas (distinto de las redes sociales tradicionales o las CeFi) en el que cada usuario definirá qué hace con ella. Una pequeña parte de esas transacciones irá a engrosar la tesorería que luego se distribuirá en partes iguales en la red.
Uno de ellos es la plataforma llamada Anatha (todavía en desarrollo) que tiene como misión crear un ecosistema de finanzas descentralizadas en el que las recompensas generadas se devuelven a los participantes de la red, proporcionando así una Renta Básica Universal regenerativa.
Parafraseando a Umberto Eco, y regresando una última vez al panel del CCFórum, los antagonistas eran los Apocalípticos, pesimistas ellos, que seguirán augurando que todo irá mal si algo cambia al son de “Cualquier tiempo pasado fue mejor” y los Integrados, más indulgentes y optimistas, seguirán enumerando los beneficios de las novedades desmereciendo la existencia actual al ritmo de “Lo único permanente es el
cambio”. La gente común seguirá buscando caminos, explorando, componiendo en el presente, innovando, resignificando los lugares comunes, de espacios físicos a virtuales y viceversa, construyendo pixel a pixel, como fichas de Lego, la realidad. Irán sumándose a movimientos, (y los hay de todo tipo, clase, color y dimensión), construyendo, deconstruyendo y reconstruyendo el presente pandémico, con nuevas miradas y preguntas. En síntesis, son ellos y su confianza los que definirán cuán centralizado o descentralizado, utópico o distópico, virtual o físico será la Matriz mañana. Dependerá si eligen emigrar al ecosistema de las finanzas descentralizadas o prefieren quedarse en el sistema CeFi y esperar.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Austral de Argentina. Emprendedor, entusiasta de la tecnología, graduado de Singularity University.
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