Antigua y Barbuda son dos islas paradisíacas en el medio del caribe uno de las trece países que forman parte de la América insular y uno de los 35 que forman parte del continente americano. Si bien fueron descubiertas por Colón, quien puso el nombre a Antigua en virtud de la virgen María, su pasado es el de otras colonias británicas e incluso actualmente es un estado miembro del CommonWealth inglés y su jefa de Estado no es otra que la Reina Isabel.
La historia reciente de este paradisíaco país encuentra un desarrollo económico desigual a través de una módica pero poderosa industria azucarera. En los últimos años el crecimiento del turismo ha sido exponencial, representando casi el 60 % del PBI de la isla y generando el 40 % de las inversiones. Sin embargo, a partir del 2000 la cantidad de turistas descendió dramáticamente y el gobierno de ese entonces acomodó la legislación del país para parecerse a un paraíso fiscal. Esto último le ha valido el mote de lugar de narcotraficantes, lavadores de dinero y actividades como el juego en línea – cuyo desarrollo ha sido muy importante – que no son vistas como actividades del todo limpias.
Si bien fueron descubiertas por Colón, quien puso el nombre a Antigua en virtud de la virgen María, su pasado es el de otras colonias británicas e incluso actualmente es un estado miembro del CommonWealth inglés y su jefa de Estado no es otra que la Reina Isabel.
El gobierno ha lanzado hace algún tiempo el Programa de Ciudadanía por Inversión, lo que permite a cualquier persona solicitar la ciudadanía sobre la base de realizar una inversión de unos 100.000 dólares. Estas semanas el Parlamento local ha modificado la ley para aceptar el pago en forma de bitcoin, lo que equivale a unas 12 unidades de esa criptomoneda. Apenas se recepcionen estos pagos el gobierno los transformará en dólares para evitar su volatilidad. Por otro lado, según el Ministro de finanzas la posibilidad de operar con criptomonedas – no sólo Bitcoin ha sido aprobada sino también algunas otras – le dará la trazabilidad que estas unidades tienen permitiendo rastrear el origen y el recorrido del dinero de forma de hacer más transparente las inversiones en la isla y alejarlos de la mala fama de destino de lavado.
En los últimos años el crecimiento del turismo ha sido exponencial, representando casi el 60 % del PBI de la isla y generando el 40 % de las inversiones. Sin embargo, a partir del 2000 la cantidad de turistas descendió dramáticamente y el gobierno de ese entonces acomodó la legislación del país para parecerse a un paraíso fiscal. Esto último le ha valido el mote de lugar de narcotraficantes, lavadores de dinero y actividades como el juego en línea – cuyo desarrollo ha sido muy importante – que no son vistas como actividades del todo limpias.
A nadie escapa que la jugada del gobierno del pequeño país es transformase en vanguardia de una revolución que toma todos los días más fuerza y que pareciera que nadie puede detener. La persona que ha sido decisiva en este impulso – además de los dirigentes políticos de la isla – ha sido Calvin Ayre, un entusiasta empresario canadiense proveniente de la industria de juegos online, y que es uno de los principales impulsores de las criptomonedas a nivel mundial y que ha convencido a las autoridades políticas del país caribeño de la conveniencia de avanzar en esta dirección. Veremos qué tipo de resultados produce.
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