En lo que pareciera una mirada anacrónica del transporte el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta viene endureciendo su política para erradicar Uber de la ciudad. Su sociedad con el sindicalismo del taxi ha quedado abiertamente explicitada en la ley aprobada la semana pasada en la Legislatura local, tal vez una de las legislaciones más duras contra la plataforma de alquiler de autos de todo el mundo. Larreta ha decidido apostar todo al taxi como herramienta de articular los viajes en auto en la ciudad.
Las multas llegan hasta los 200.000 pesos por mes y el retiro de la licencia de conducir por hasta 30 días para aquellos conductores que sean sorprendidos infligiendo la norma. «En la medida en que UBER no se encuadre en el marco legal, nos vemos en la obligación de agravar las sanciones. Estamos abiertos a conversar siempre que haya voluntad dentro de la ley. Otras empresas entienden que ese es el camino», señaló el Presidente de la Legislatura Francisco Quintana del PRO. Las multas también incluyen a los transportistas de micros escolares que utilicen sus vehículos para movilizar militantes políticos en otro de los puntos que muestra el deseo del gobierno citadino de reprimir la protesta social.
Las multas llegan hasta los 200.000 pesos por mes y el retiro de la licencia de conducir por hasta 30 días para aquellos conductores que sean sorprendidos infligiendo la norma.
Una nueva avanzada del gobierno del PRO que va a contramano de lo que sucede en el mundo e incluso lo que realiza otro gobierno de su signo político como el de Mendoza, provincia en la que el Gobernador Cornejo aprobó el uso de la aplicación en todo el territorio. Es probable que la sustentabilidad de la norma dictada por el PRO en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires – en dónde cuenta con mayoría absoluta – sea cuestionada en la justicia. Parece insólito que una aplicación deslocalizada pueda utilizarse en una provincia y no pueda ser utilizada en otra. En todo caso las soluciones del gobierno de Rodríguez Larreta a problemas reales que UBER genera y de los que hemos hablado en otras notas siguen sonando a viejas y desactualizadas. Por caso Nueva York decidió limitar la incorporación de Uber a la ciudad para evaluar razonablemente el desarrollo de la herramienta, algo mucho menos radical que lo que lleva adelante el gobierno porteño. La justicia federal ya ha emitido varios fallos que contradirían lo sancionado por la ciudad y suponemos que la empresa siga la batalla legal en esos tribunales a fin de adoptar la situación de Buenos Aires a, al menos, la que se vive en el resto del mundo.
Una nueva avanzada del gobierno del PRO que va a contramano de lo que sucede en el mundo e incluso lo que realiza otro gobierno de su signo político como el de Mendoza, provincia en la que el Gobernador Cornejo aprobó el uso de la aplicación en todo el territorio.
La aplicación ha sostenido que los principales afectados por esta medida serán sus 50.000 choferes que hacen de Uber una fuente de ingreso – principal o complementaria – y que verán afectadas sus fuentes de ingresos. El crecimiento de usuarios también es contundente, según la empresa hay 1.000.000 de usuarios registrados a pesar de que la ciudad impulsó la prohibición de cobrar con tarjeta de crédito – algo que sigue dejando el transporte de la ciudad en una situación fuera del status que debería tener. La promesa del gobierno de la ciudad es impulsar otra iniciativa que modernice el sistema de taxis de la ciudad (uno de los peores cuya responsabilidad de control es del gobierno). Por ahora la política pública del PRO en esta área deja bastante que desear.
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