Felicidad Nacional Bruta es el nombre del indicador que eligió el pequeño país de Bután para medir su desarrollo hace ya muchos años. El concepto fue elaborado por su Rey Jigme Singye Wangchuck y ha sido continuado por su hijo primogénito, el actual Rey de Bután desde su abdicación en el año 2006. La idea fue concebida y desarrollada como una mirada propia – muy influenciada por el budismo – destinada a medir la evolución y el desarrollo de una manera diferente a la habitual del Producto Bruto Interno. En ese sentido ese concepto se adelantó a largas discusiones sobre qué medir y de qué manera evaluar el desempeño de los países. De hecho, hace un tiempo contábamos cómo Nueva Zelanda, que encabeza hace muchos años los rankings había decidido incorporar en su propio presupuesto el vector de «bienestar de la ciudadanía».
Si bien la Felicidad Nacional Bruta no persigue indicadores cuantitativos se base en la observación cualitativa de 4 pilares: la promoción de un desarrollo económico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de los valores culturales, el cuidado y la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno. La medición sin embargo analiza unas 9 dimensiones (entre las que se destacan la salud, el nivel de vida, la diversidad ambiental y el acceso a la cultura) que involucran unas 180 preguntas.
La idea fue concebida y desarrollada como una mirada propia – muy influenciada por el budismo – destinada a medir la evolución y el desarrollo de una manera diferente a la habitual del Producto Bruto Interno. En ese sentido ese concepto se adelantó a largas discusiones sobre qué medir y de qué manera evaluar el desempeño de los países.
Dos años después de la invención del indicador de Felicidad Nacional Bruta, en 1974 el economista Richard Easterlin desarrolló el concepto de Economía de la Felicidad y marcó una paradoja en la medición habitual de progreso y la idea de que cuanto mayores ingresos tenía una persona, mayor era su grado de felicidad. Esto último, por supuesto no era así, por lo que el estudio de la economía requería incorporar otros indicadores que nos dieran una perspectiva más amplia.
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