Después de la suspensión del programa finlandés de renta básica muchos pensaron que la idea podía entrar en crisis. Al contrario, se siguen sumando más y más experiencias en el mundo lo que demuestra la vigencia absoluta de la política pública en un mundo de cada vez mayor concentración de la riqueza y la posibilidad de la desaparición de muchos empleos a causa de la tecnología. La última experiencia comenzó este mes en Canadá, específicamente en la provincia de Ontario.
El programa piloto canadiense es por tres años e involucra unas 4000 personas que recibirán el 75 % de lo necesario para salir de la pobreza en forma de ingreso directo, unos 13.000 dólares anuales para solteros y unos 18.000 para las parejas casadas. Los 4000 participantes fueron seleccionados de forma aleatoria entre dos poblaciones objetivo: aquellos que viven de programas sociales y aquellos con trabajos mal pagados o inestables que tengan entre 18 y 64 años. Los participantes podrán abandonar el programa cuando quieran, aquellos que ya recibían asignaciones familiares por hijos o subsidios por discapacidad seguirán recibiéndolos.
Hugh Segal es un ex senador nacional conservador canadiense que ha sido un histórico impulsor de la renta básica y fue convocado por el gobierno progresista de Ontario para aplicar esta experiencia que costará al fisco unos 38 millones de dólares anuales. Si quisieran aplicar la renta básica en todo Canadá el costo fiscal sería de unos 33.000 millones de dólares anuales, una cifra astronómica. Según Segal, la renta básica podría ahorrar gastos a mediano y largo plazo. Los beneficiarios suelen enfermarse menos, al haber menos delincuencia bajan los gastos de seguridad, hay más educación, menos violencia intrafamiliar, stress, etc. Hay una larga y variada bibliografía en las ciencias sociales acerca de la conveniencia contable de prevenir los problemas que de resolverlos cuando ya existen. Por otro lado, cada día son más las voces que opinan que la renta básica es viable con una reforma impositiva más acorde a estos tiempos.
Según Segal, la renta básica podría ahorrar gastos a mediano y largo plazo. Los beneficiarios suelen enfermarse menos, al haber menos delincuencia bajan los gastos de seguridad, hay más educación, menos violencia intrafamiliar, stress, etc.
Esta es la segunda experiencia canadiense con la Renta Básica, la primera fue en la década del 70 – 1974 para ser específicos – en la provincia de Manitoba en un pueblo agrícola llamado Dauphin dónde 1000 de sus habitantes empezaron a recibir un monto específico mensual sin ningún tipo de condicionamiento. El programa cofinanciado por el gobierno federal y el gobierno provincial recibió el nombre de Mincome. En ese momento el monto a recibir equivalía al 60 % del monto que establecía la línea de pobreza, un poco menos de lo que recibirán los beneficiarios del plan actual. El plan tenía una mecánica muy particular: por cada dólar que ganarán trabajando se le restarían unos 50 centavos a la asignación. La experiencia duró 4 años y los pocos estudios de campo no sugieren grandes cambios de comportamiento laboral entre los beneficiarios – apenas 1 por ciento de caída de actividad de horas trabajadas en trabajadores hombres, por ejemplo-, algunas otras cosas más interesantes observadas incluyeron: mayor duración de las licencias de maternidad en madres primerizas y una reducción significativa en la deserción escolar. También mejoraron ciertos indicadores de salud: menos internaciones (un 8,5 % menos), menos lesiones y sobretodo menos problemas de salud mental. En este último punto todas las experiencias de renta básica del mundo coinciden, la reducción del stress de las personas es significativa. Lamentablemente aquella experiencia se suspendió repentinamente – a partir del triunfo de un nuevo gobierno conservador – a mitad de camino y eso dificultó la recolección y evaluación de datos precisos para conocer en profundidad el impacto del programa. No hubo un sólo informe oficial al respecto, hay quiénes culpan de esto al temor del gobierno conservador recién asumido de que el programa pudiera ampliarse a otros lugares.
Esta es la segunda experiencia canadiense con la Renta Básica, la primera fue en la década del 70 – 1974 para ser específicos – en la provincia de Manitoba en un pueblo agrícola llamado Dauphin dónde 1000 de sus habitantes empezaron a recibir un monto específico mensual sin ningún tipo de condicionamiento.
Canadá aprobó hace unas semanas la legalización del uso recreativo de marihuana y tiene uno de los presidentes más progresistas del mundo: Justin Trudeau. Fue su padre Pierre Trudeu – que también fue primer ministro de Canadá en la década del 70- quién durante su presidencia aplicó la primera experiencia de renta básica en Dauphin.
Es músico y escritor. Se me ha perdido una canción (2011), Mis canciones (2014) y Seré canción entonces… (2018) son sus tres discos. Ha publicado también la novela Una tumba sin nombre (2012) y el ensayo Renta Básica Universal: Por qué y cómo terminar para siempre con la pobreza. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad Austral, Argentina), Master en Acción Política y Participación Ciudadana (Universidad del Rey Juan Carlos, España) y Diplomado en Gestión Pública (Instituto Tecnológico de Monterrey, México). Es fundador, director y editor de la Revista Algoritmo.
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