Hace tiempo venimos insistiendo con la idea de que la tecnología blockchain – subyacente en las criptomonedas – será la tecnología que revolucione todos los sectores de las actividades humanas en su conjunto. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (ONU) ya utiliza esta tecnología para distribuir sus fondos y que lleguen de forma más eficiente, barata y segura a sus verdaderos beneficiarios.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (ONU) se instituyó en 1962 y desde entonces trabaja con donaciones y fondos que aportan los estados miembros en realizar la distribución mundial de comida. Es la organización con la mayor red de transportes y de logística, posee unos 30 buques, 5000 camiones y unos 70 aviones con los que distribuye alimentos por todo el mundo. La idea de utilizar la tecnología blockchain tuvo varias motivaciones una de las más importantes fue disminuir la cantidad de interlocutores e intermediarios y llegar directamente a los beneficiarios disminuyendo los costos logísticos y erradicando el fraude y la corrupción.
El sistema funciona con identificación ocular y la tecnología permite certificar que el reparto de comida llegue a las manos indicadas en campos de refugiados a través del escaneo del iris de los acogidos allí, de esta forma el ojo se vuelve una especie de billetera digital. Recordemos que la tecnología blockchain permite hacer una certificación perfecta y segura de la información por sus sistema de almacenamiento y funcionamiento. El sistema, llamado «Building Blocks» está siendo un éxito y ya se está empezando a utilizar esta tecnología para – por ejemplo – otorgar microcréditos a pequeños productores. Actualmente ya reciben el dinero para comprar alimentos unos 100.000 refugiados sirios y esperan superar los 500.000 antes de fin de año.
El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (ONU) se instituyó en 1962 y desde entonces trabaja con donaciones y fondos que aportan los estados miembros en realizar la distribución mundial de comida. Es la organización con la mayor red de transportes y de logística, posee unos 30 buques, 5000 camiones y unos 70 aviones con los que distribuye alimentos por todo el mundo.
La potencialidad de esta herramienta en zonas de catástrofe no sólo tiene que ver con la posibilidad de garantizar que el reparto de fondos y comida se haga con transparencia y eficiencia sino que además permite certificar identidades en lugares en dónde los estados son precarios – cuando no fallidos – . Además de la ONU otras organizaciones como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de desarrollo están estudiando hace al menos un año esta tecnología para incorporarla en sus mismas organizaciones.
La idea de utilizar la tecnología blockchain tuvo varias motivaciones una de las más importantes fue disminuir la cantidad de interlocutores e intermediarios y llegar directamente a los beneficiarios disminuyendo los costos logísticos y erradicando el fraude y la corrupción.
Recordemos que la tecnología Blockchain está de moda a nivel mundial. Son varios los expertos que afirman que su adopción puede significar la reinvención de internet, la privacidad, seguridad y la forma a través de la cuál circula la información. Incluso hay quiénes afirman que su invención es comparable a la invención de la misma internet. Por caso, a raíz de su funcionamiento podría desatar cambios muy importantes en términos de organización política porque trasciende a los estados nacionales – que no tienen en principio forma de manipularla ni controlarla – y apunta hacia una mundialización de las certificaciones, controlada por cada uno de los dueños de la información.
Es músico y escritor. Se me ha perdido una canción (2011), Mis canciones (2014) y Seré canción entonces… (2018) son sus tres discos. Ha publicado también la novela Una tumba sin nombre (2012) y el ensayo Renta Básica Universal: Por qué y cómo terminar para siempre con la pobreza. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad Austral, Argentina), Master en Acción Política y Participación Ciudadana (Universidad del Rey Juan Carlos, España) y Diplomado en Gestión Pública (Instituto Tecnológico de Monterrey, México). Es fundador, director y editor de la Revista Algoritmo.
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